En mi opinión, hay motivos
suficientes para que los que gobiernan no nos presten la debida atención, ni
hagan todo lo que pueden por mejorarnos la vida. El motivo fundamental para
ello, es su estatus social y, por tanto, todo lo que deriva de esto: su nivel
de relaciones, sus contactos, la pleitesía que le deben algunos, etc. ¿Por qué
digo lo que digo?, pues porque esos señores y señoras no tienen los mismos problemas
que nosotros, el resto de la ciudadanía. Si tienen un hijo con necesidad de un
puesto de trabajo, solo tienen que hablar con uno de su relación de tráfico de
influencias y ya está empleado en cualquier empresa pública manejada por
políticos. Esta debe ser una de las causas por las que no dejan el control de
dichas empresas en manos de personas profesionales que accedan por méritos a
los cargos importantes. Los gobernantes no lo permiten, no quieren dejar el
poder de practicar la dedocracia en manos de personas ajenas a su partido,
¿dónde les van a colocar?, tienen que premiar los años de colaboración con sus
partidos. Si algún hermano o hermana de los del gobierno necesitase unos
ingresos, ¿Ustedes creen que va a estar como el resto, en las colas del paro y
con limosnas de cuatrocientos veintiséis euros?
Que necesitan completar el
curriculum, pues se tocan las teclas para que les aprueben todo lo necesario
para que ese título se expida… ¿cuántos títulos habrá y habrá habido en España
en esas circunstancias?, ¿cuántas personas habrán y habrá habido en España a
las que les hayan regalado una plaza de funcionario o funcionaria? Es muy
posible que nunca lo sepamos, igual que quizá nunca sepamos hasta donde ha
calado la corrupción institucional y gubernamental. Levantar las alfombras,
sacudirlas y volver a dejarlas impolutas, parece que es una tarea que a nadie
le interesa porque muy probablemente se vea salpicado de mierda. Yo lo he dicho
en muchas ocasiones: habría que auditar todas las adjudicaciones y las cuentas
de todos los partidos, desde la muerte de Franco. Habría que eliminar la
prescripción de delitos con carácter retroactivo y, habría que condenarlos,
exigiendo la devolución de todo lo robado a los españoles y españolas. ¿Dónde
están los políticos serios que quieran poner patas arriba esta pobre y saqueada
España? Todos ponen buenas caras, casi todos mienten, casi todos tratan de
manipularnos, muchos nos roban, la justicia está maniatada para hacer adecuadamente
su trabajo, por tener color político y haber sido nombrados jueces y fiscales
por los partidos políticos, y no se atreven a morder la mano que les da de
comer.
Solo ciudadanos y ciudadanas
indignados, que no pierdan la cabeza por ningún partido, serían capaces de
poner sensatez y gobernar con sentido común y objetividad. Esto es lo mismo que
decir: “No creo en los políticos”, porque casi todos protegen mucho más a sus
partidos que a la gente de este país. Políticos así, no nos sirven sino que se
valen de todos y todas. Van a lo suyo, viven en otro mundo paralelo, juegan a
otra cosa, entran en la competición de los votos y solo saben hablar de eso. A
partir de entonces solo saben hablar de las reglas de juego, del Estado de
Derecho, se saltan las leyes, se llevan los dineros a paraísos fiscales, se
financian ilegalmente mediante la traición de abonar por todas las adjudicaciones
el triple o más de su valor. No les duele nada, ni dejar España sin fondos, ni
que la gente no pueda vivir, ni que estén en el paro o que los servicios
públicos, cada día, sean peores por falta de presupuesto para ellos. La clase
más cínica, inmoral, incoherente, golfa, etc., es sin duda la clase política
salvo raras excepciones, o si no, vean cómo hacen piña ante evidencias
delictivas que afecten a sus partidos. ¿Dónde han quedado la decencia, la
vergüenza y la humanidad? Es mucho pedirles a estos tipos que vinieron a la
política para hacer negocios y enriquecerse a costa de lo que fuere.
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