Tenemos un Presidente del
Gobierno que es un desconsiderado hacia la ciudadanía española. No ha tenido
reparo ninguno, es más, ha sacado pecho diciendo a los cuatro vientos que
nosotros hemos contribuido al ataque contra Siria, apoyando logísticamente para
que usaran las bases conjuntas de Rota y Zaragoza. Este chiflado pone en
peligro a toda la población española con tal de dar la impresión de que está en
las cosas “importantes” que se muevan a nivel mundial. A partir de ahora
tenemos que cuidarnos mucho más de los posibles ataques yihadistas, porque M.
Rajoy no puede contener su lengua ni su arrogancia.
Curiosamente, debemos
preguntarnos cómo ha sido posible que se haya enterado de esto, cuando como
hemos visto no se entera ni siquiera de cuánto dinero se mueve en las campañas
del PP, o si las empresas públicas comandadas por el PP se dedican a comprar empresas
de agua en Sudamérica, o si su contable-tesorero está metiendo la mano en la caja,
o si su partido, el que preside él, lleva una contabilidad B, o si les están
creciendo las ranas, los sapos y los enanos corruptos a su alrededor. Tampoco
sabe cómo se pagó la reforma de la sede del PP en Genova, 13 o si Cifuentes fue
capaz de engañar al partido con el asunto de su master, al Gobierno y a la
Universidad Rey Juan Carlos. Un desastre así sale por televisión, todo contento
y orgulloso, para anunciar que hemos sido unos héroes, cómplices de un
bombardeo porque matar con bombas vale, pero hacerlo con gas es una traición a
las personas que, igualmente, van a morir. No vale ni lo uno ni lo otro, no
vale alimentar el terror entre las poblaciones, ni sobre las que van a caer las
bombas, el gas o la que se pone en riesgo de atentados terroristas por las
informaciones imprudentes que se vierten en los medios. Hay que ser más cauto y
más responsable, pero ya hemos tenido ocasión de comprobar la trayectoria del
dirigente en cuestión… deja mucho que desear: ha empobrecido a todo el país
obrero, excepto a los ricos, que les ha ayudado a que lo sean, aún, más.
Algunos ciudadanos y ciudadanas
sensatos, estamos a la espera de que el cambio, que tanto anuncian los
políticos, sea posible. Soñamos con el día que los corruptos, los golfos y,
sobradamente, sinvergüenzas, dejen los puestos de poder, abandonen esta senda
de privilegios que se han marcado para sí y nos dejen tranquilo vivir como
deseemos hacerlo. Siempre están diciendo que somos adultos, pues que lo
demuestren y dejen de ningunearnos e imponernos políticas catastróficas,
antiprogresistas y nada solidarias. Que nos permitan interactuar en la vida
política de un modo más directo. Queremos que se nos escuche y, sobretodo,
queremos dejar de alimentar parásitos y traidores, que es lo que son muchos de
los que salen cada día por televisión a decir lo que a ellos les interesa
decir, y no tienen la educación, siquiera, de pararse dos segundos para
contestar algo lógico cuando son preguntados por temas espinosos o molestos,
que les afectan directamente a ellos o a sus partidos. Concluyo resumiendo, que
los que gobiernan son una banda de mafiosos, que tienen las herramientas en sus
manos para imponer y doblegar a la población sin el menor miramiento o
consideración. Por eso, hay que echarles cuanto antes, porque no juegan a
nuestro favor, venden humo con frases populistas que suenan bien, y
seguidamente hacer todo lo contrario.
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