Si volvemos la mirada hacia la
historia, ahora que escucho música blues, me digo: “la que han pasado los
antiguos pobladores del Planeta de raza negra”. La persecución que han sufrido,
el trato vejatorio y la explotación, en muchos casos por parte del hombre
blanco… ¡me avergüenzo! La crueldad deambula por las calles de todas las
ciudades, siempre hay personas que practican esta maldad frente a otras
personas, sin importarles cuáles sean sus consecuencias. Por qué hay seres que
consideran que unas razas son más inteligentes o superiores que otras, cuando se
trata de individuos en todos los niveles del saber, siempre sucede así en todos
los momentos de la historia, en todos los pueblos y sociedades. Dentro del
mismo blanco, hay diferentes estadios de evolución, por qué hemos de creernos
más avanzados que el hombre amarillo o el hombre negro. Cada uno tiene sus
facultades, habrá blancos brillantes, muy inteligentes, cultos y preparados,
pero también los hay más planos, llamémosle así, sin pretensión de ofender a
nadie. ¿Acaso el hombre blanco comenzó a hacer música y letras de blues?, no,
lo creó el hombre negro, eran las típicas canciones de trabajo que entonaban
los esclavos negros africanos en las plantaciones a orillas del Misisipi.
¿Acaso el físico natural o
genético de las personas de color no es más desarrollado que el de los
blancos?, ¿Acaso los corredores más veloces no han sido, casi todos, hombres y
mujeres de color? Pero sucedió que el majara de Hitler proclamó que los arios
eran la raza perfecta y se enojó mucho cuando en los Juegos Olímpicos de Berlín,
celebrados en 1936, el atleta negro, Jesse Owens, consiguió cuatro oros. Hitler
se negó a darle la mano y a entregarle las medallas, incluso se fue del estadio
apabullado por las victorias de este estadounidense. A pesar del éxito en las
olimpiadas, Jesse volvía a tener que ocupar las plazas traseras de los
autobuses y volvía a ser tratado como cualquier persona de color de la época. A
ellos no se les permitía compartir espacio público con los blancos, eran
considerados una categoría social menor y no eran dignos, fueron insultados,
maltratados, linchados, condenados injustamente porque ante cualquier duda
entre un blanco y ellos, los de color
eran los culpables, a pesar de su inocencia.
Todavía hoy hay cantidad de “becerros”
que llevan el racismo y la xenofobia inmersos en su pecho y en su cabeza. Se llaman
a sí mismos, las extremas derechas de los diferentes países del mundo. Se creen
que sin inmigrantes todos los problemas que crean los delincuentes que les
gobiernan, se van a solucionar. Van por las calles apaleando o acuchillando a
las personas de otras nacionalidades y piel más oscura. Lo curioso es que los
infames gobernantes que tenemos instalados en las sociedades modernas, miran
hacia otro lado, les protegen, aquí en España sucede, los ultras de la derecha,
a veces con ideología nazi, que exhiben signos que les hacen inconfundibles, se
manifiestan violentamente frente a la policía, en lugares públicos, hay videos
de los altercados y no les condenan. Los gobiernos no dan órdenes a los
fiscales y a los jueces para que les quiten de circulación por ser demasiado
peligrosos. En el mundo tenemos cabida todos y un mundo sin fronteras de gente
evolucionada es la única solución a los problemas mundiales.
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