Que no nos digan más que el
sistema es el que nos hemos dado entre todos, pues que yo recuerde se lo dieron
unos pocos siguiendo una serie de intereses propios de partido, en ningún
momento atendiendo a los intereses de la ciudadanía. No queremos este sistema
castrante, que extermina ideas y propuestas que vayan en una dirección nueva,
de ahí su reafirmación en el conservadurismo rancio e inmovilista. A todo aquel
que llegue proponiendo algo diferente que diverja de las directrices del
sistema, le hacen pasar por el molde de la esterilización ideológica, a modo de
moderna trepanación cerebral para terminar siendo “Casta”.
Los que van llegando llenos de
ilusiones y propuestas, se las van arrancando poco a poco y le van enseñando el
camino, hasta que entran por el aro y se convierten en nuevos engranajes de la
máquina al servicio de los intereses monetarios. A ellos les hacen escapar
bien, tener buenos salarios, les ofrecen horizontes de futuro un tanto
exclusivos para ellos y, tal vez, algunos de sus familiares… así les van
comprando. Eso, o que te echen de la política por las buenas con artimañas
sucias, o lo hagan por las malas… sufres un accidente, te “suicidas”, o ya se
lo encargan a alguien.
¿De quiénes nos podemos fiar?, es
la pregunta del millón. Si ha entrado a jugar en el tablero del sistema, con
las reglas del sistema… de nadie. Son sistema, laboran por el sistema y sus
intereses, ya no queda nada más que formas externas sin convicción alguna de
que otro mundo pueda ser posible, hablan con la boca chica y sus mensajes nunca
cuajan o enraízan. Ya son otros que fabrican discursos bien sonantes, pero que
no se creen ni ellos mismos que se puedan materializar. Unos venden humo de una
forma y otros venden más de lo mismo de otra forma, pero la verdad es que solo
venden humo. A la hora de la verdad no hay verdadera oposición sino deseos de
ser parte del partido que está en juego. Son apoyos prescindibles, que sin
embargo prefieren estar en la foto, que se hable de ellos y rivalizan por
electorado más que estar trabajando honestamente por conseguir solventar los
problemas de la ciudadanía o sacar al país de la fuerte dependencia de los
sistemas financieros que nos llevan a la quiebra… a ver quién es el guapo que
hace frente a la deuda pública más sus intereses. Dónde están las propuestas
que arriesguen, incluso, la existencia del partido con tal de seguir siendo
fiel a la ideología con la que se llegó a la política. ¿Qué está por delante:
las corporaciones o las personas? Está medianamente claro, que muchos se han
dedicado a dar puestos privilegiados a los entes, que no son nada. ¿Qué es un
partido sin la gente que lo componen?, igualmente podemos hacer la misma
pregunta acerca de un Ayuntamiento, de un Gobierno, etc.
El centro de todo es la gente que
sostiene, por la fuerza, el sistema impuesto por unos pocos. Es por ello que
tiene que ser esa gente la que decida qué se hace, cómo se hace, con qué
recursos, qué entrega hacemos, hacia dónde vamos, etc. No queremos que sigan
decidiendo por nosotros. No queremos que nadie nos represente, somos adultos
para hacerlo nosotros mismos. Queremos recoger íntegramente todos los frutos de
nuestras aportaciones, no queremos que nos roben una buena parte de ellas. Hay
que cambiar de escenario, cueste lo que cueste, es una necesidad perentoria,
esto está roto, quebrado, obsoleto y desviado.
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