Los taxistas, al fin, celebraron
con fuegos artificiales y signos de victoria que el Gobierno les hubiese
escuchado, aunque de momento no les ha dado ninguna solución. Se pusieron así
de intransigentes porque hay otras compañías operando en su sector y ellos
quieren mantener el monopolio, ¿qué harán cuando se impongan los coches sin
conductor que te lleven a donde desees?; supongo que los taxistas del futuro
serán los propietarios de algunos de esos autos robotizados. Tiene que ser así
o dejarán de haber taxistas, pues no tiene sentido, con una aplicación en tu móvil
reclama un taxi y el coche libre más cercano acude a recogerte y a llevarte a
la dirección que le digas con tu voz o bien la escribas en un teclado que
tendrá por cuadro de mandos. El resto lo hará el coche automáticamente.
¿Cómo se están preparando las
autoridades para lo que se avecina, no solo en el taxi sino en la industria en
general? Ya hay empresas de diferentes gremios que funcionan sin que haya
operarios realizando funciones de ningún tipo. Probablemente, con una o dos
personas para ejercer labores de vigilancia y tareas menores funcionará una
fábrica entera de cualquier clase. Por un lado entrarán las materias primas,
descargadas por camiones en unos contenedores determinados y por otro lado saldrán
los productos ordenados para ser servidos a los clientes o, bien, almacenados y
paletizados. ¿Estamos preparados para ello?, ¿cuántas personas perderán su
empleo?, esto que parece lejano, está a la vuelta de la esquina, la tecnología
precisa para hacerlo realidad la tenemos, solo hace falta inversión por parte
de los empresarios, que en cuanto estudien la rentabilidad de realizarla frente
a los gastos y los problemas ocasionados por un conjunto de trabajadores, ya
verán cómo efectuarla.
Si fuéramos inteligentes y mucho
menos egoístas, aprovecharíamos esta puesta en servicio de este sistema
industrial robotizado para tener más tiempo libre, y hacer que las máquinas
trabajen por nosotros y para nosotros. Pero conociendo al ser humano actual e
incompleto, verá el filón de llevarse todo el botín y no querrá compartirlo con
nadie. Querrán ganar cuanto más mejor. Lo justificarán diciendo que para eso
ellos han hecho la inversión, por eso habría que nacionalizar todo el sector
industrial, para que cuando llegue este impase, sepamos salir victorioso, la
humanidad gane y siga avanzando hacia la prosperidad y la felicidad. Las
máquinas trabajarán para producir para todos nosotros, es cuestión de modificar
el punto de vista actual de competitividad basado en recortar derechos a los
trabajadores, bajarles los salarios, hacerles trabajar más horas y reducir la
calidad de los productos… ¡craso error! Nadie trabaja con agrado y, además, los
productos son de peor calidad que las generaciones anteriores. Todas las
personas han dicho alguna vez: esta lavadora moderna ya no es tan buena como la
que tuve antes, ni durará como aquella. He puesto este ejemplo que os sonará,
aunque lo hayáis escuchado referido a cualquier otro producto, máquina, coche,
moto, o electrodoméstico. Hay que diseñar para conseguir la excelencia, buenos
productos, fabricados de calidad que satisfagan plenamente a los clientes y
usuarios. Cualquier otra mentalidad se equivoca. Por otro lado, para terminar,
volver a repetir que las personas han de estar por encima de la economía, de
las máquinas y de los beneficios o de las competitividades de mercado: al
contrario, todo ello debe estar al servicio de las personas para asegurar una
estabilidad y una calidad de vida idóneas para lograr una humanidad más feliz.
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