Franco para arriba, Franco para
abajo… ¡por Dios!, terminemos con esto de una vez, ¡ya está bien!, llevamos
ochenta años arrastrando la miseria de una guerra civil, producto de un golpe
de Estado contra la República democráticamente elegida por la ciudadanía de la época.
Que quizás no lo estuvieran haciendo todo lo bien que se podía hacer, digan
¿qué gobierno lo ha hecho lo bien que lo podía haber hecho?... ¡ninguno!, así
de sencillo… ¡ninguno!
Ahora los que votaron PP dicen
que la manera adoptada por el PSOE, mediante decreto ley para exhumar los
restos del dictador es una manera poco democrática de hacerlo… ¡ah, qué pronto
olvidan! Ya no recuerdan que Rajoy dictaba un decreto ley cada viernes para
jodernos la vida a los españoles y españolas. Cada uno puede tener su opinión,
no faltaría más, pero que se tenga una visión tan sesgada del asunto, de la
vida, de la política y de todo… es horroroso, al menos lo es para mí.
No tenemos por qué mantener un
edificio que vanagloria la figura de un asesino y de un dictador. Hay que
convertirlo en otra cosa y, por supuesto, que los restos de ese personaje descansen
en un cementerio como cualquier otra persona fallecida, pero no en un lugar
privilegiado. Algunos proponen que el Valle de los Caídos se convierta en un
museo que recuerde la guerra civil, la historia de España, pero sin
exaltaciones de ningún signo. Otros proponen que lo hagan desaparecer, que lo
dinamiten, se oye de todo, a mí me da lo mismo lo que hagan con él, vuelve a
ser una nimiedad comparado con el daño hecho a muchas familias y con los
problemas actuales de otras muchas. España necesita soluciones que ninguna
marioneta en el poder va a poner sobre la mesa, sencillamente, porque se lo
tienen prohibido, les han fijado las líneas rojas, que son todas aquellas que
puedan dar poder al pueblo o disminuyan las expectativas de beneficios que los
poderosos quieren seguir obteniendo de un Estado debilitado y endeudado. Para
mí, esa es la clave, por eso todo lo del Valle de los Caídos y cualquier otro
asunto como el de Cataluña, etc., solo es ruido para los oídos de los españoles
y españolas. Ninguno tiene importancia comparado con la resolución verdadera de
los problemas, que pasan con el enfrentamiento con los poderes fácticos de la
trastienda, y hay demasiada cobardía para contradecirlos.
La gente se rasgan las vestiduras
frente a las pantomimas citadas: El Valle de los Caídos, el asunto de los
huesos de Franco, el tema de la guerra civil, la fundación Franco o la rotura
del territorio nacional… ¡todo es una mierda!, que distrae la atención de la
gente, porque con algo se han de entretener mientras suceden las cosas de las
que casi nadie se entera. Esos chismes son empleados por las marionetas a las órdenes
de los poderosos para hacer cosas que embarguen los ingresos del país y deriven
en mayores beneficios para los que están detrás moviendo los hilos. ¿Qué es España?,
¿Qué es el territorio nacional?, ¿Qué es la patria?, ¿en qué se diferencian del
resto de países del mundo?, ¿por qué debo de sentirme de aquí o de allá, por
qué he de defender esto o aquello?, ¿hasta dónde llega la programación
introducida en nuestras mentes?, ¿ve usted normal esa guerra de banderitas y
lazos entre habitantes de Cataluña?, ¿ve usted normal que la discrepancia de
ideas se tenga que castigar con la privación de libertad?... ¿dónde están las
soluciones a los problema reales de la gente, que pasan por tener buenos
empleos y buenos salarios? Cito éste como problema fundamental o prioritario,
después vienen muchos más como todos sabemos.
Primero ámese usted para amar a
sus vecinos, a sus paisanos, a los habitantes de los países cercanos y, así
progresivamente, hasta amar a cualquier criatura del universo. Si lo logramos
se acabará con las guerras, no se dejará a nadie morir de hambre, no se matará
a ninguna mujer más, etc., pero fomentar el amor no está en los planes de
ningún Gobierno, no le viene dictado sino todo lo contrario, la fragmentación,
la división, la competitividad entre la gente… ¡no saben cómo hacerlo!, esa
etapa educativa se la perdieron mientras buscaban enloquecidamente un puesto
relevante en la sociedad depredadora. No supieron mirar hacia la humanidad,
olvidaron que pertenecen a la misma, se dejaron embaucar, se emborracharon con
el sueño de engordar sus cuentas corrientes… les hablaron de todo menos del
amor y la cagaron.
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