Ayer vi en You Tube un video del biólogo,
médico internista e investigador del medicamento, Peter Gotzche, titulado: Medicamentos que matan y crimen organizado,
que todos deberíamos ver, y si pudiéramos leer el libro mucho mejor. La química
de los medicamentos es altamente peligrosa para nuestro cuerpo, desconociéndose
los problemas o complicaciones que pueden resultar en nuestro organismo a largo
plazo. Casi todos los medicamentos tienen veinte o treinta efectos secundarios
indeseables, no conocidos todos ellos por los médicos, que ya de por sí van
haciendo enfermar y envejecer a los consumidores, a la vez que muchas dolencias
se vuelven crónicas y no les curan nunca. Otro peligro añadido es que cada
especialista prescribe uno o dos medicamentos para paliar lo suyo, y cuando se
da cuenta el enfermo está tomando seis o siete medicamentos diversos, cada uno
con sus efectos adversos que nadie puede prever los problemas futuros de la
interacción de todos ellos en el cuerpo.
Muchos de los daños que los médicos
achacan a la evolución de las enfermedades, dice el doctor Gotzche, no los
producen las enfermedades en sí sino los medicamentos administrados a los
pacientes. Pero hay un gran problema: Un número muy alto de facultativos están
en nómina, de algún modo, de la industria farmacéutica y están para que no
dejen de recetar medicamentos y para confeccionar informes que sean favorables
al uso de los medicamentos, dice el doctor Gotzche que hay una gran corrupción
en hospitales, centros de salud y en Ministerios de sanidad, sobretodo, a nivel
de jefes y especialistas, para favorecer protocolos de actuación que incluyan
el uso de los medicamentos.
El doctor Gotzche da testimonio
en el mismo video de haberse dedicado durante casi toda su vida profesional a
tratar de retirar los tratamientos a las personas ancianas, y describe cómo
recuperaban movilidad, alegría y vida en general; según él, estas personas
rejuvenecían y se les alargaba la vida cuando se les retiraban las pastillas.
Por otro lado, da buena cuenta de los fármacos dirigidos a personas con
depresión y enfermedades mentales, advertía del peligro de tomarlos
continuamente por la adicción tan tremenda que resultaba de su uso y por el
alto índice de suicidios registrados en personas que fueron usuarios de los
mismos. Las personas que son tratadas con antidepresivos, que como dijo eran
drogas muy adictivas, solían ir bien en los primeros días, la persona
experimenta una mejoría pero en cuanto los deja vuelve a sentirse mal, según dice
el doctor Gotzche, no es porque la depresión esté causando ese empeoramiento
sino que la persona comienza a padecer el mono por falta de la droga. El
psiquiatra no repara en esto y vuelve a prescribir su uso durante un periodo de
tiempo más prolongado, de manera que cada vez que pretende darle el alta y
retira el medicamento, el paciente vuelve a empeorar, aparentemente, por la
enfermedad y el medico prolonga el tratamiento.
En definitiva, ya saben en manos
de quienes estamos y el peligro que corremos. Hay cantidad de desaprensivos que
para ellos solo cuentan los beneficios y las cifras de venta, aunque de ello
resulten miles de muertes por los efectos secundarios de sus productos. Al
mismo tiempo, debemos tener en cuenta que podríamos estar mejor con
tratamientos más cortos o sin ninguno, cuando la enfermedad no es una
enfermedad grave, pues el cuerpo tiene mecanismos para estabilizarse, solo hay
que darle un tiempo para ello. Cuando se vea obligado/a a tomar varias
pastillas, trate de cambiar de forma de vida para evitar tomar tantas drogas
químicas que le dañarán sus órganos a la larga.
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