Cuando oigo nombrar las armas
nucleares en algún documental, lo primero que se me viene a la cabeza son las imágenes
de los ataques sobre Hiroshima y Nagasaki, así como la foto de aquella niña desnuda
que corría despavorida con su piel abrazada por los efectos de la bestial
explosión. En mi retina están esas imágenes, así como esa información
enormemente cruel, salvaje y despiadada, por la que se da una orden de dejar
caer tan mortífera bomba con efectos devastadores y duraderos.
Tan solo encuentro una
explicación para tener bombas de este terrible poder destructivo, someter a
otros que no las tienen… es una lucha de poder, quieren que les teman, que no
se atrevan a meterse con ellos o corren el peligro de que conviertan sus países
en cementerios y ruinas. ¿Cuánto se habrá invertido mundialmente en la
investigación, consecución y fabricación de bombas nucleares?, ¿quiénes tomaron
la decisión de que el dinero de los ciudadanos se debía emplear en fabricar
muerte para dejarla en algún bunker a buen recaudo por si alguien se propasa?,
¿es nuestro Planeta un lugar seguro en manos de chiflados que piensan en estos
métodos de ofensiva y se hacen de un botón rojo para exterminar a sus
adversarios y, quién sabe, a cuantos millones más?
Como los que tienen muchas bombas
nucleares no quieren que nadie se les suba a las barbas, prohíben que otros se
hagan de bombas de parecidas características. Supongo que la rivalidad entre
los que la tienen, es poder decir al mundo y, por supuesto, a sus rivales
directos, que ellos han fabricado una con mayor potencia destructiva que la de
los otros… ¡son como niños!, pero niños muy cabrones. El mundo sería mucho
mejor sin esos tipos indeseables y peligrosos. Hubiéramos progresado mucho más
como humanidad si en lugar de perder el tiempo, el dinero y la capacidad tecnológica,
científica, etc., hubieran arrimado el hombro para conseguir el máximo avance y
bienestar para la población mundial. Sin embargo, eso no ha sido posible porque
hay una minoría que tiene un gran sueño: dominar el mundo, lo que equivale a
decir dominar a su población. Tratar de que todos hagamos lo que ellos desean
que hagamos y que a ellos les viene bien. Esto es una tiranía y están
dispuestos a someternos por las buenas o por las malas, y las bombas nucleares
son terroríficas, todos las tememos, no las queremos, y a los que comandan en
el mundo el programa de armas nucleares, tampoco les queremos.
Desde el comienzo no se han hecho
las cosas adecuadamente, la ambición desmedida de algunos nos ha llevado a una
situación de falsa estabilidad y muchas contiendas. No acaban las guerras en el
mundo, no se termina con el hambre, y no se medican a millones de personas que
padecen enfermedades que son curables hoy… se les deja morir por no
suministrarles fármacos que en muchos casos tienen precios irrisorios. Los “animales”
que se reparten el dominio del mundo no tienen piedad ni compasión, solo hay
cifras de negocio y beneficios contantes y sonantes. ¡Todos contra ellos!
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