Por un principio de física que
todos entenderán podremos llegar a comprender que no vamos a ningún lugar, que
casi no nos movemos del sitio, y si lo hacemos son pequeños tirones que se
producen en direcciones no previsibles. Apliquemos el principio físico al
comportamiento de la humanidad en el estado actual, donde cada uno camina como
puede, tiene sus propios intereses y donde muchos nada tienen que ver con el
resto. Eso se representa como un sinfín de fuerzas en multitud de direcciones y sentidos,
cuál es el momento o resultado del conjunto de fuerzas de diversa intensidad en
direcciones diferentes. Cualquiera que sepa algo de física lo entenderá al
instante, para los que no saben de esta materia trataré de explicarlo para que
se hagan una idea.
Cuando varias fuerzas empujan en
la misma dirección y mismo sentido, la resultante, es una fuerza equivalente a la suma de
aquellas fuerzas con la misma dirección y sentido de las fuerzas de origen. Ya con este simple ejemplo, estamos en disposición de
entender que cuando hay fuerzas en diferentes direcciones y sentidos los efectos no son tan
claros, de alguna forma las que tiran en una dirección contrarrestan a las que
lo hacen en otras direcciones, no digamos las que se direccionan en sentido opuesto,
éstas directamente restan a las otras. Esto es lo que viene sucediendo con la
humanidad, unos están por el bien, de la humanidad, otros están por el mal de
la misma, a otros no le importa la humanidad, pasan, van a lo suyo. Unos trabajan,
investigan, para buscar soluciones que mejore la vida de la humanidad. Otros no
permiten que esos beneficios alcancen a toda la humanidad sino a un grupo
selecto. Otros bombardean a parte de la humanidad. Otros trabajan e investigan
para conseguir armas más efectivas, que significa que sean más precisas y, si
pueden, además de alcanzar el blanco deseado hagan el menor daño colateral.
Pero no todos se mueven con ese propósito, pues hay quien trabaja para
conseguir la bomba que sea más mortífera y temida para que otros se sometan por
miedo a ser eliminados. Hay personas seguidas por multitud porque hablan de
paz, de amor y de una unión entre la gente, pero hay otros que eliminan a esos líderes
espirituales porque esa cohesión social se aleja de sus propósitos. Hay algunas
autoridades en el mundo que son honestas, pero hay millones de autoridades en
el mismo mundo, que son corruptas. ¿Ven las direcciones a las que me refería
antes?, cabe preguntar entonces: hacia dónde vamos, y nadie puede decir cuál es
el destino, ¿cuál es la fuerza resultante de esos millones de tirones o
impulsos efectuados en millones de direcciones distintas? Es de una complejidad
absoluta, a mí se me antoja que de esa forma yo representaría el caos, el
desorden más tremendo compuesto por esos vectores que representan a esos
millones de fuerzas que cada día se realizan en esos millones de direcciones.
No hay un proyecto común como humanidad, como se dice vulgarmente: cada uno va
a su puta bola. Cada cual tiene unos intereses porque no se siente parte del
todo y es incapaz de pensar en clave de humanidad. A muchos los árboles le
impiden ver el bosque y el bosque en cualquier momento puede ser devorado por
un incendio. ¿Quién recompone la dirección de nuestras acciones?, ¿quién es
capaz de cambiar la mentalidad de la gente?, ¿es eso posible o estamos ya tan
perdidos que es imposible? El trabajo colectivo en una dirección lógica y plena
de sentido común, nos daría una resultante tan potente que sus logros serían
impensables. Ahora muchos gastan recursos, despilfarran fuerzas, se oponen a
los otros, hay un choque de intereses, empobrecen, no llegan a ningún lado, se
autodestruyen y la población lo padece. Ese es el incendio que amenaza con
propagarse y acabar con el bosque de la humanidad.
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