Cualquier sistema enfocado en uno
mismo o en intereses particulares, desde mi punto de vista, es un error. Somos
la humanidad, y como tal debemos tener conciencia del todo así como movernos
para el bien de todos, este se me antoja es el modo de pensamiento más
colectivo y humano. Todos somos iguales y deberíamos tener el mismo trato y las
mismas oportunidades, sin que aparezcan los favoritismos habituales que se conceden a algunos para crear la distancia
con respecto al grupo. Los valores como la educación, el respeto y el amor han
de estar muy presentes en cada acto de cada uno. Actuar así dará lugar a una
nueva civilización que logre vivir en paz, pues son los intereses particulares,
el egoísmo y el vicio por el dinero y el poder, los que están corroyendo a la
sociedad.
No es cuestión de convertirse en
un sacerdote, no es eso. No es cuestión de ninguna religión, no es eso. No hay
invento o conveniencia que nos lleve a la verdad, la verdad es llegar a ser
seres inteligentes y humanos. Por tanto, sin acciones que se produzcan, como
dije antes, desde la educación, el respeto y el amor, estaremos perdidos en
cuanto a humanidad se refiere. Desde donde yo hablo, habría que parar las
guerras, habría que facilitar medios de vida realizables en todas las zonas del
mundo para que todos los habitantes pudieran comer varias veces cada día.
Habría que compartir la Tierra con agrado hacia nuestros vecinos, portugueses,
franceses, africanos, etc. No existirían fronteras porque no tiene objeto
retener a la gente contra su voluntad en ninguna zona de la Tierra. Habría
trabajo suficiente para todos los habitantes del Planeta porque nos hubiéramos preocupado
de que todos pudieran tener recursos para vivir. Estaríamos deseosos de
sentirnos útiles y ayudar a un sistema mundial que lo que desea y por lo que
existe es para mejorar la vida de la humanidad. ¿Es esto soñar?, yo digo que es
tener conciencia del todo, pensar en los demás, desear lo mejor para todos los
seres humanos… ¿acaso pensar en términos de justicia y equidad es un sueño?
Tendrían que parar todos y reflexionar…
¿qué estamos haciendo, qué estoy haciendo yo, concretamente?, ¿colaboro al mal
o, estoy colaborando para hacer un mundo mejor?, ¿cuáles son mis sentimientos,
qué sale de dentro de mí?, esto que me moviliza o motiva, ¿es mío o me lo han
metido dentro?, ¿qué persigue esto que hago?, ¿soy consciente de las
repercusiones de mis actos?, ¿puedo hacerlo mejor?, ¿mis actos se corresponden
con un plan mío o de terceros?, ¿estoy teniendo en cuenta al resto de la
humanidad? Una vez se respondan todos a esas cuestiones, modificar las acciones
hasta que se ajusten a, al menos, los tres valores centrales que hoy barajo:
educación, respeto y amor. Ya sé que hay una redundancia, si hay la suficiente
educación, hay respeto. Aunque podríamos considerar el respeto como una
consecuencia de la educación, no creo que esté mal enumerarlos como tres
valores diferentes y relacionados entre sí.
Este escrito se parece a un
sermón, porque hablar de respeto, de pensar en los demás o de amor, nos fue
inculcado como principios religiosos, pero yo ahora no los considero propiedad
de ninguna religión sino de las capacidades y cualidades que los seres humanos
podemos llegar a desarrollar. Cuando se siente esto, se escribe de esto, sin
practicar ninguna religión, si quieres lo dejamos en un desarrollo espiritual
de la persona.
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