Aunque desde
hace años, más concretamente 2009, existe un mundo paralelo de dinero virtual,
representado desde aquella fecha por el Bitcoin, no acierto a comprender el
motivo último de fundar un sistema monetario y virtual, paralelo al existente
sistema monetario colectivo como es el Euro en Europa, o los individuales de
cada país no integrado en un conjunto de Estados miembros.
Yo, rápidamente,
me voy a desmarcar de toda forma de esclavitud moderna, y el dinero es uno de
ellos. El dinero representa horas de trabajo, esfuerzos, al menos cuando se
gana honradamente, aunque como ya hemos podido comprender con esfuerzo, siendo
empleado de alguna compañía se gana para vivir más o menos, pero no para
sobresalir, no para ahorrar abultadamente, no para hacerse millonario. En
nuestra sociedad está muy bien instalado el sistema del pelotazo, hacer una
operación concreta en momentos de ventura económica, a veces ficticia, también
llamada burbuja, o mediante operaciones oscuras, más bien denominadas tramas
mafiosas y de aprovechamiento de los cargos que se ocupan.
Yo, que soy
polémico de pensamiento y, en ocasiones, de obra, no dejo de pensar que una
sociedad dirigida por el dinero, y el dinero convertido en poder para manejar a
la gente y hacer de la sociedad lo que a esos poderosos les plazca, no es una
sociedad inteligente ni una sociedad respetuosa con el ser humano. Es por ello
que el nacimiento de sistemas paralelos que quiten poder al monstruo existente
para convertirse en otro monstruo con otra cara, no me convence.
Al ser humano
hay que educarle en la responsabilidad, en la flexibilidad, en la tolerancia,
en el respeto y en el amor hacia los demás. Estos aspectos son los que
realmente interesan promover para el bien del mundo en general. Tan solo
fomentando en cada individuo, desde pequeño, esos valores y actuando en
sociedad según ellos, obtendremos una sociedad verdaderamente civilizada que llegaría
a sustituir la competitividad y la lucha por el dinero, por un estado de
colaboración y ayuda para que todos progresemos.
El dinero no
puede triunfar, sea cual sea su forma, el dinero debe desaparecer, todos
debemos hacer entregas al sistema para que el sistema nos devuelva productos
que necesitemos. El sistema va hacia la automatización total, o casi total,
porque quizás hagan falta ciertas funciones que por el momento no puedan hacer
las máquinas, pero casi toda la industria puede convertirse en pocos años en instalaciones
robotizadas. Ahora se le teme a las máquinas, se les ve como nuestras
competidoras, se les interpreta como que vienen a quitarnos el trabajo, pero si
fuéramos lo suficientemente inteligentes y nuestra sociedad se sustentara sobre
los valores antes mencionados, veríamos con buenos ojos que las máquinas
trabajasen para el bien de todos, que generaran productos para que todos los
podamos consumir. A todas las familias les correspondería parte de esa
producción para su consumo propio, dependiendo de la cantidad de miembros que
la compongan.
El dinero no
hace falta cuando el ser se ha hecho grande, cuando la persona ha evolucionado,
cuando comprende que somos un sistema creado para auto mantenernos, cuando
somos un conjunto de seres que formamos un todo. Cuando nos interesan los
demás, sobretodo, el bienestar con el que vivan. Comprendo que llegar a sentir
esto y comprenderlo, en estos momentos, a muchos les resulte idílico, un sueño,
una utopía como suelen calificarlo otros, pero es una posibilidad real, está
ahí, solo hay que redirigirla, solo hay que instalarla en esa dirección, las
personas estamos, las máquinas están, la tecnología también, falta la voluntad,
y esta no puede llegar si no hay comprensión del asunto. Desde el aspecto más
externo solo se puede barajar mediocridad, nos han grabado a fuego el programa
en el que se contempla la competitividad, la desunión, la lucha por ganar más
dinero como símbolo de poder y de disfrute de más cosas, de nuevo como
distanciamiento y diferenciación de los demás. La sociedad se ha fundamentado
en una lucha fratricida velada para que nadie acierte a verla con nitidez. Es
la confusión con la que nos han educado, sin decirnos la verdad, sin
permitirnos que la pudiéramos percibir, porque el que ve la verdad no cae en
las redes del engaño instalado.
El problema de
bajo nivel moral y ético provocado por el sistema ruin que nos conduce al
abismo continuo, que amenaza, una y otra vez, con el estallido de una guerra
entre potencias, incluso de riesgo nuclear con nefastas consecuencias
mundiales, es producto, como digo, de ese escaso nivel educativo y del
desconocimiento más absoluto de las capacidades del ser humano y, por tanto, de
quiénes somos. Y este problema no lo va a resolver ningún sistema monetario
virtual, es mi opinión, solo será una oportunidad más de hacer negocio de otras
compañías que quieren mover tus ahorros, no una solución al problema central de
los conflictos mundiales, que son los que debemos atajar.
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