En los últimos
días hemos sabido de ciertos lugares de la tierra que están siendo noticia por
su engañosa belleza visual, y digo engañosa porque aunque hermosos a la vista
esconden residuos y metales pesados peligrosos para nuestra salud, incluso pueden
poner en riesgo nuestra vida. Me refiero a dos lugares que han sido mencionados
por los medios: El lago cristalino de Nobosibirsk en Rusia, al que han ido a
parar los restos de una central de energía térmica situda al lado del lago. Por
otro lado, igualmente cristalino, el
lago del Monte Neme en la comarca de Bergantiños (A Coruña), donde han ido a
parar los residuos de una antigua mina de wolframio. Ambos espacios aparentan
ser sendos paraísos, sus aguas son turquesas y transparentes. Ambos lugares se
están poniendo de moda entre personas que desean obtener una instantánea en
dichas aguas, y todas esas personas están exponiéndose a diversas afecciones de
salud que pudieran ser graves.
Imagen: www.20minutos.es
De nuevo nos
encontramos con que ciertas empresas están generando beneficios, o tuvieron una
actividad industrial, minera, etc., en un lugar determinado, dejando como
consecuencia de la misma, una cloaca de productos peligrosos, tóxicos y
contaminantes al que están expuestos la población, y el medio ambiente: suelos,
acuíferos subterráneos, las mismas aguas de la superficie de esos lagos, el
probable efluvio de gases que puedan partir de las aguas al evaporarse, etc.
Una vez más, prima la actividad empresarial antes que la protección de las
personas o la destrucción del Planeta, al mismo tiempo que se pone de
manifiesto la ineficacia de unos legisladores que permiten que esto suceda. Son
estos últimos a los que tengo, irremediablemente, que culpar de estas fosas
tóxicas. Son los legisladores los que fueron incapaces por sometimiento y
cobardía de hacer leyes que hubieran impedido que las empresas que hacen o
hicieron la actividad junto a esos embalses de agua los llegaran a contaminar
hasta el punto de convertirlos en fuentes de contaminación peligrosa para el
medio y las personas. Hay que exigir a todas las empresas que todo vertido ha
de estar perfectamente filtrado y descontaminado. Si ello no es posible, no se
puede hacer la actividad hasta conseguirlo. Lo que no puede seguir sucediendo
es que se permita a ciertas personas, seguir arruinando nuestro hábitat, lo que
es de todos, y poniendo en riesgo de morir o enfermar gravemente a los demás.
Esto hay que detenerlo radicalmente, y para ello ha de haber gobernantes
valientes, legisladores que empleen el sentido común y hagan leyes eficaces,
además que se ponga fin a la traición a la ciudadanía mundial. Terminar con el hábitat
es equivalente a poner fin a la especie, si tu medio de vida, el que te
sustenta, en el que vivimos, se va a la mierda, nosotros, todos, nos vamos
también a donde dije antes.
La industria
tiene que saber qué hacer con su porquería, el fin de todo no puede limitarse a
dar cierto número de puestos de trabajo, obtener miles de millones de beneficio
del esfuerzo de una plantilla de trabajadores y contaminar descuidadamente el
suelo, el aire y las aguas de las zonas de alrededor de donde se produce la
actividad industrial o empresarial. La industria no puede seguir produciendo
alocadamente e inundar todo el Planeta de cacharros viejos e inservibles, creando
vertederos en algunos países pobres del mundo, a cambio de alguna cifra para
sus gobernantes y porquería para sus habitantes. En el mundo falta conciencia y
sobran sinvergüenzas. Son sinvergüenzas todos esos que han tenido o tienen poder
para obligar a que las cosas se hagan de un modo distinto, pero no lo hacen,
generalmente porque les callan la boca y les atan las manos con dinero sucio.
Cada vez que
una industria vaya a poner en el mercado un producto, hay que estudiar muy bien
qué se hará cuando dicho producto sea inservible; habrá que preguntarse si se
puede reciclar, cómo se hará, qué resultará de ese proceso, cómo se hará la
empresa, de nuevo, con sus productos viejos para someterlos al reciclaje.
Siempre ha de ser la industria que lo fabricó la responsable de recuperarlos y
reciclarlos. Siempre debe ser multada muy seriamente la empresa fabricante si
sus productos llegaran a verse en cualquier vertedero. Para evitarlo se ha de
crear una forma de rebaja en los precios de los artículos nuevos cuando los
clientes aporten equipos viejos, igual con los envases, botellas, etc. Que
presenten soluciones al tiempo que comunican o piden permiso para poner a la
venta tales o cuales productos. No podemos seguir destrozando el medio en el
que vivimos, porque nos vamos todos a hacer puñetas.
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