Ayer tuvimos
la primera sesión del debate de investidura del apagado Pedro Sánchez, pasaron
varios de los espadas, pero lo que vi resultó puro show de salón, no me atrevo
a llamarle toreo porque no son toreros, pero casi. Pases y más pases, música y
más música, pero nada de letra, postureo de mitin, queremos hacer esto… queremos
hacer aquello y necesitamos que se lo piensen bien por el bien de España,
tengan altura de miras, altura de Estado, pero ninguno desvela cómo van a
conseguir las bonitas y biensonantes promesas que después ya sabemos en dónde
caen o a dónde van a parar… al saco roto de las promesas incumplidas. Vi a un
Pedro flojito, flojito, apagado y con un discurso vacío, eso sí, me quedó claro
lo de los 140 años de antigüedad de su partido y que todos se deben retirar o
quitar de en medio para que él siga siendo presidente de gobierno. También me
quedó claro, una vez más, la opacidad del candidato, esa falta de transparencia
a la que tantas veces se agarra y se ha agarrado en el pasado para hacer creer
al pueblo que lo son, pero menudo cabreo se pilló cuando Pablo Iglesias
desvelaba parte de las conversaciones o negociaciones entre ambos partidos. Se
mosqueó porque se llevó todo el tiempo en la tribuna culpando a los demás de no
haber obtenido acuerdos cuando su formación había ofrecido el oro y el moro;
pero faltaba el testimonio de la otra parte, que le dijo a las claras que los
querían incluir en su gobierno como meros floreros, más o menos, y que para eso
no contaran con ellos. Pedro se olvidó de que en todas las negociaciones, al
menos, hay dos partes, de lo contrario no es una negociación sino una
imposición, o como puede ser el caso la mayoría de las veces tratándose de
políticos, o es un monólogo o una actuación circense.
Deben cambiar
mucho las cosas para que Pedro sea investido, porque embestido ya lo está siendo
por todos los participantes en la capea, uno por unos temas y otros por otros.
Eso sucede por abrir la veda de los insultos y las faltas de respeto, primero
hay que dejar de calificarse de rojos y azules, de extrema no sé qué, de
radicales, de bolivarianos, de independentistas, de fascistas… Todo esto
tenemos que acostumbrarnos a dejarlo a un lado y entrar más en qué se va a
hacer, pero explicando cómo se va a conseguir, las ventajas que tiene hacerlo,
etc., es fundamental abrir ese melón que compromete y es donde no se atreven a
entrar los políticos. Ellos hacen una musiquilla que suene medianamente bien y
con eso entenderán nos contentan a los ciudadanos, pero exigimos no solo que
nos digan hacia dónde van sino que nos demuestren de la veracidad y viabilidad de
sus proyectos, si es que tienen alguno al margen de mantenerse otros cuatro
años cobrando de dinero que es de todos.
Me pareció de
cachondeo político que Pedro incitara al PP para hacer una de las suyas, pactar
con los corruptos, seguramente a escondidas como ya hizo con el Art- 135 de la
Constitución, la modificación del Art. 99 para convenir de nuevo el
bipartidismo y limitar la posibilidad de pactar, o sea, quiere restar
democracia a lo poco democráticos que ya son los mecanismos articulados para
conformar gobiernos, sin entrar en lo poco democrática que son las elecciones
que no respetan la decisión de la ciudadanía. Vuelve a ser un intento para que
el más votado gobierne, pero especificado de otra manera, no sé si proponía que
tuviera que gobernar el que alcanzara el 25 o el 30% de los votos o algo así…
lo que diga el resto de la ciudadanía es papel mojado para Sánchez, el santo
Sánchez, el transparente Sánchez, el que está ofreciendo el oro y el moro… el
demócrata Sánchez.
Esto es de mal
gusto como casi todas las sesiones en el Congreso, platos sobrevolando las
cabezas, pero nadie indicando hacia dónde vamos y, más importante aún, cómo lo
vamos a conseguir, qué beneficios tiene para la ciudadanía, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario