Hoy hemos sabido que un chico ha
subido a la red un fotomontaje realizado sobre la cara de un Cristo de una
Hermandad de Jaén. Parece ser que con ayuda de Photoshop ha sustituido la cara
del Cristo por la suya, le ha denunciado la Hermandad por ofensa a los
sentimientos religiosos y el fiscal le iba a condenar a seis meses de prisión y
dos mil euros de multa. Al final, el chico ha reconocido su culpabilidad con
tal de eludir la cárcel y la sanción se ha visto reducida a cuatrocientos euros…
¿hasta cuándo se va a estar censurando la libertad de expresión?
Ya estoy un poco harto de que la
ley en un país aconfesional siempre esté del lado de la Iglesia… ¡ya está bien!
Ya se ha explotado demasiado la ofensa a los sentimientos religiosos de la
gente, mientras no hay quien hable de la ofensa de los sentimientos no
religiosos, ¿esos no son vulnerados cuando los religiosos hacen manifestaciones
públicas de sus creencias? Creo es más sensato que lo religioso y lo que no lo
sea, solo sean vivencias internas de cada cual. Yo viví frente a una Iglesia
durante algunos años y estaba de los nervios con la manía de tocar las campanas
para recordarle a la gente que está allí. La gente lo sabe y el que sienta
necesidad de rezar o recogerse en el interior de un templo, que vaya y en paz,
pero que dejen de molestar al resto de los vecinos que no creen en nada, ¿a nosotros
si se nos puede estar restregando las ideologías y los sentimientos religiosos,
al contrario no puede ser, y por qué no la neutralidad: cada uno que practique
en su intimidad? ¿Qué me dicen cuando llega la Semana Santa o las romerías en
las que pasean las imágenes de madera vestidas por la ciudad? ¿Hacer tal
recreación por toda la ciudad no puede ser tratado de ofensa contra los
sentimientos no religiosos? Creo que es mejor aparcar todo esto y que la
justicia sea neutra en ambas direcciones a la vez que respete la libertad de
expresión, pues España cada día se parece más a tiempos del dictador con tantas
normas absolutistas, autoritarias y privativas.
El clero está acostumbrado a
retozar al lado de los poderes más absolutos y se les cede un lugar
privilegiado que en la forma estructural o constitucional de la sociedad
española no debiera tener cabida. No hablo de prohibiciones sino de
desvinculación, la Iglesia por su lado con sus fieles y su autofinanciación, y
el Estado por el suyo con los asuntos requeridos por la ciudadanía. La Iglesia
no debe gozar de ninguna prebenda proveniente del Estado, evidentemente,
tampoco de ninguna subvención o exención tributaria, han de pagar como
cualquier ciudadano o ciudadana de este país… ¡ya está bien de que los
políticos se arrodillen tanto ante las sotanas!, ¿tanto miedo tienen? La religión
ha sabido convertirse en un bastón para los que están más asustados y, débiles
en otros casos. Ellos se han amparado o agarrado a ese supuesto poder superior
que creen les va a ayudar a salvarse de algún mal. Yo me pregunto cómo es que a
todos los pasajeros de un avión que se estrelló, o de un tren que se
descarriló, o los habitantes que se tragó una lengua de barro, o que fueron
sepultados por un tsunami, etc., no fueron salvados, ¿estaban todos condenados,
eran igual de malos o de buenos? El engaño llega hasta donde llega y hasta
donde cada uno se deja seducir por la fantasía del paraíso y lo celestial.
Menos ciencia ficción y más amor, aquí y en directo. Menos sentirse ofendido
por los actos de los demás y cuidar mucho más los propios, que no son diez, ni
veinte, ni treinta los niños violados por integrantes de la curia religiosa a
lo largo de la historia… ¡esa sí que es una ofensa terrible!
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