Ayer, como ustedes saben, la
barbarie y la locura hicieron diana en un Instituto de Florida, EEUU. Un ex alumno
del instituto, que fue expulsado un año antes por indisciplina y comportamiento
problemático, entró casi al final de la jornada escolar, hizo saltar la alarma
contraincendios, lanzó unos cuantos de botes de humo y disparó contra todos los
que se cruzaban en su camino. El resultado fue de diecisiete personas muertas y
quince heridas, tras ello salió a la calle camuflado entre los demás alumnos,
pero a unos cien metros fue detenido.
En el mes y medio del actual año
ya van 18 incidentes con armas en escuelas estadounidenses y todo lo que se le
ocurre decir a Trump en un tuit es lo siguiente: “Mis plegarias y condolencias para las familias de las víctimas. Ningún
joven, profesor o cualquiera debiera jamás sentirse inseguro en una escuela
americana”. Lo que no dice es qué va a hacer para evitarlo y darles esa
seguridad que él dice deben tener siempre los asistentes a centros educativos
americanos. Todo este desastre, como el resto de luctuosos acontecimientos en
centros escolares, discotecas, centros comerciales, etc., tienen que ver o se
respaldan en el derecho de los estadounidenses a tener y portar armas,
amparados en la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América.
Ésta, que data del 15 de Diciembre de 1791, es la que da derecho a la posesión
de armas, pero en su día tuvo una razón de ser, EEUU vivía una situación de
inestabilidad económica y territorial, debido en gran parte a la ausencia de un
marco legal que regulara esos aspectos y, en tal sentido, la Segunda Enmienda
facultaba a la ciudadanía a defenderse por sí misma con el empleo de sus armas.
No obstante, a pesar de que la situación es otra en EEUU, en 2010 la Corte
Suprema sentenció que ninguna ley estatal o local podía restringir el derecho a
los estadounidenses a poseer o portar armas, algo que volvió a ser ratificado
en 2016.
En todo lo que sucede en América,
en este aspecto, tiene mucha responsabilidad la Asociación Nacional del Rifle
(NRA), principal lobby del sector armamentístico, que apoya, como no puede ser
de otra manera, la Segunda Enmienda, en defensa de un negocio muy lucrativo que
ha crecido desproporcionalmente en los últimos años. Fue la irrupción de la NRA
en la política, la que llevó las cosas hasta el punto en que se encuentra hoy:
300 millones de armas en manos privadas, al tiempo que 30.000 muertos al año,
incluidos unos 14.000 suicidios por armas de fuego. La NRA se transformó en
lobby de la industria del armamento en 1975, y en 1980 respaldó oficialmente al
primer candidato a la presidencia de EEUU, Ronald Reagan. Hoy en día es la
organización que más dinero invierte en campañas políticas y, que más
influencia tiene en el Congreso, donde muchos de sus miembros les deben el
escaño. Por tanto, es casi imposible que legislen contra la posesión de las
armas, o traten de regularlas, hacer alguna restricción, etc., porque rápidamente
salen con la Segunda Enmiendan y siguen jugando al Oeste y a los indios. La NRA
tiene un objetivo muy concreto: crear y difundir miedo entre la población para
ampliar el negocio de las armas y obtener mayores beneficios. La NRA gobierna
en EEUU sin haberse presentado a ninguna elección, como los bancos y los
grandes empresarios, que entregan las donaciones a los del PP, gobiernan aquí.
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