La mediocridad se ha impuesto en
casi todos los sectores, mucha gente está realizando un trabajo que se acerca a
lo chapucero, no hay calidad en las terminaciones, no se comprueban los
resultados, parece que se lleva prisa siempre y que no importa la satisfacción
del cliente. Se ha perdido la vocación de dar un buen servicio, se está
saturado, desanimado, no hay alegría y todo ello se manifiesta en el trabajo.
Es difícil confiar al cien por cien en cualquier “profesional” porque en cuanto
puede te da el cambiazo, quiero decir: que en cuanto vea la posibilidad de
limpiar o sanear una pieza, te la vuelve a colocar y te cobra una nueva.
Además, como no entendemos de su oficio, te puede decir que la avería es la que
quiera que sea, la que más le convenga aunque haya comprobado que es una
tontería, él puede agravarla, al menos, de palabra, y cuando te das media
vuelta corrige lo que apreció y a esperar que vuelvas al día siguiente y
sueltes la pasta. Sé de muchos casos de este tipo, por eso resulta tan doloroso
depender de los técnicos, los mecánicos, etc., sinceramente, no me puedo fiar,
sé que la mitad de las veces me están engañando, preferiría prescindir de las máquinas
que me obligan a necesitar asistencia o reparación. Una fórmula es esa,
prescindir, y otra sería cambiarlas, reemplazarlas cuando tienen varios años y
se estropean… al menos, te evita los disgustos.
Todo se ha venido abajo, la
excelencia es un sueño, el atraco consentido mediante el engaño profesional se
ha convertido en algo habitual. Evidentemente, no serán todos pero sí una gran
mayoría, hay que tener un cuidado tremendo y mucha suerte, porque ellos saben
que tú no entiendes de su oficio, de lo contrario lo solventarías sin pisar sus
instalaciones. En esa ignorancia, como decía anteriormente, cabe todo y siempre
a merced de la mayor o menor honestidad que en aquel momento se permita el “profesional”,
desde que sea una tontería y te lo reconozca, incluso no te cobre por conectar
algo que se desconectó, tal vez, por las vibraciones del funcionamiento, hasta
que te quiera cobrar casi lo que cuesta una máquina nueva. En las lavadoras se
da mucho el caso que sustituir un pequeño circuito impreso, cueste casi como
comprar una lavadora nueva… evidentemente no la reparas, pero hay quienes pagan
porque están muy contentas con su máquina. Si no reparas, estás obligado a
pagar el desplazamiento. Hay empresas que te cobran cincuenta euros solo por
haber venido a ver el electrodoméstico averiado.
Este tema, en el día de hoy, lo
relato porque ayer retiré el coche del taller, no tiraba y me dijo el mecánico
que tenía la válvula EGR atascada, que iba a tratar de limpiarla, dejándola toda
la noche metida en unos líquidos. Posteriormente, me dijo que la había montado
pero el coche no iba bien y que no podía perder tanto tiempo en el coche, por
lo que la solución era sustituirla por una nueva… precio 200€. En cuanto pude
entré en Internet y busqué la válvula EGR para Opel Zafira, en Oscaro salía a
112,06€. Desde ese instante ya era consciente del clavo, pero bueno, si ha
trabajado doble intentando de ahorrarme que me comprara una, lo daba por bueno,
no sin sentir el pellizco en la barriga, porque la situación familiar no está
para los gastos extras e imprevistos. Ayer llego al taller, después de tratar
de comunicarme con el mecánico durante dos días y no recibir ninguna respuesta
suya, me encuentro el coche con el capó abierto, el cenicero quitado, que es
donde se conecta la máquina que tienen los talleres para verificar el estado
del coche, y los papeles del coche por la alfombra… no entendía como estaba
todo así si le dijo a mi mujer que el coche llevaba listo dos días. Pagamos y
nos marchamos, mi mujer en su coche, la Opel Zafira que había sido reparada y
yo en el coche de mi padre. Cuando nos vimos por la noche me refirió mi mujer
que en las marchas cortas el coche iba bien, pero que en las largas no tiraba,
no iba como antes, ¿qué debo pensar, la válvula es nueva o está limpiada y no
actúa adecuadamente?, pues así es todo, aunque les parezca tremendista, prueben
y vean.
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