Necesitamos un mundo sin
fronteras, pero al mismo tiempo necesitamos que en todos los países del mundo
exista todo lo necesario para vivir, o sea, que cuando alguien desee venir a
vivir a otro país que sea por gusto, por el placer de cambiar de lugar y no por
buscar un futuro mejor al que le ofrecen en su país. A nadie se le debe seguir
llamando inmigrante ilegal, nadie se merece ser “encarcelado” en un CIE (Centro
de Internamiento de Extranjeros) o ser arrestado por andar por las calles de un
país que no es el suyo.
La pobreza debe ser erradicada
del mundo, todos debemos tener lo necesario para vivir dignamente, sin
mendigar, y teniendo una ocupación por la que cobrar un salario decente con el
que pagar nuestras facturas y nuestros alimentos. Nadie debe ser castigado por
vivir en el lugar del mundo que elija para ese fin, los problemas se han de
solucionar en origen, allá donde se producen, en los países de procedencia de
esas personas que actualmente emigran para salvar sus vidas. Hay zonas del
mundo afectadas de una pobreza radical y, también, hay otras o, las mismas,
afectadas de una violencia absoluta, lugares donde se hace imposible vivir sin
estar continuamente en riesgo de perder la vida por diversas causas… esto se ha
de solucionar, el mundo civilizado no debe soportar esta situación.
El peligro a morir y el hambre
son los principales motivos por los que la gente de otros países emigran, van
buscando una seguridad y un futuro que sus países les niegan, y esto el resto
del mundo no lo puede ver como una película de Hollywood, esto es real, es un
problema diario que afecta a millones de personas en todo el mundo y hay
organizaciones mundiales que debieran haber arreglado todo esto. Se suceden las
décadas y hasta los siglos, pero parece que nadie hace nada pues la insuficiencia
para vivir dignamente continúa. Deberíamos estar preocupados por los demás, por
el trato que les dan a otras personas, por el terror y la infamia por las que
tienen que pasar a diario… ¡eso no es
vivir! Seguro que los gobernantes de sus respectivos países viven como Dios,
sin que les falte de nada, rodeados de ostentación, grifería de oro, coches de
lujo, palacios, un numeroso cuerpo de casa o empleados y empleadas para hacer
todo tipo de labores domésticas, etc. Mientras tanto, sus conciudadanos mueren
en las calles, enferman mentalmente, se prostituyen, enferman por falta de una
alimentación adecuada y, cuando lo hacen, carecen de los medicamentos
necesarios o del oportuno servicio médico que no pueden pagar. Esas criaturas
de esta creación no tienen derecho a vivir, parecen no tenerlo, hay quienes les
privan de hacerlo mientras viven protegidos por militares y policías a cuerpo
de rey, y sin hacer nada por evitar el desastre que se vive fuera de sus
palacios. Lo peor de todo es que el resto del mundo está en sus negocios de
armas, de petróleo, de alimentos y de medicamentos, algo de uso común en todo
el mundo, que para eso son las industrias más rentables… lo demás no importa.
Que la gente muera, no les importa en absoluto. Que las enfermedades se
propaguen por falta de atención sanitaria, tampoco. Que no haya agua potable
para la población en general parece no es problema de sus gobernantes. Que no
puedan acceder a los alimentos, tampoco. Hay gente buena promoviendo proyectos
para la gente, pero desgraciadamente hay gente muy insensible o mala, en
puestos de poder, ignorando el dolor que padece la gente.
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