Esta mañana me
pregunto sobre los motivos del por qué escribo y me contesto que porque deseo
que seamos cada día mejores. Se que este humilde escenario que me brinda
Google, tal vez, es insuficiente, pues son pocos los que me conocen, pero aún
así me siento casi cada día a dar un pincelazo, dejando mi granito de arena en
esta amplia autopista de las informaciones, llamada Internet.
Hay mucha
ausencia de verdad en las relaciones, hay demasiada falsedad y apariencia, se
ocultan datos, se anulan sentimientos, se anteponen intereses, se hace critica
con mucha facilidad y no importa a quiénes hagamos daño. No importa cuanto
hiramos a los otros si con ellos
conseguimos atención, fama, un ascenso, dinero, etc.
Se ha
confundido el derecho a la intimidad, pues siempre se quiere que se respete el
nuestro y no el de los otros. Del de los otros se hace un retrato porque
algunos lo confunden con la labor de informar. Muchos se toman la libertad de
cachondearse del físico o la imagen de los demás, poniendo de relevancia
aspectos personales, atreviéndose a difundir tales opiniones vertiéndolas en
los medios de comunicación. ¡Hay gente con muy mal gusto!
Ya toca
cambiar todo esto, lo cual no es posible si primero no cambiamos cada uno de
nosotros. El cambio es como una transmisión de una onda en la superficie del agua
de un estanque, donde el agua calmada se ve impactada por una piedra y desde
ese mismo punto, como saben, comienza a transmitirse ondas que se alejan, cada
vez más, del lugar del impacto del objeto contra el agua. Cuando cambiamos
nuestra forma de ser y comportarnos con los demás, está sucediendo como el
ejemplo anteriormente dicho, que nuestros valores impresos en nuestros actos
llegan lejos, van empapando o contagiando a los que lo reciben. Les hacen
pensar, en un principio se extrañan de que nuestra reacción haya sido aquella y
no la que casi todos daríamos ante esa situación. Ellos ven que se puede ser
diferente, que se puede ofrecer algo distinto, igual o más auténtico que lo de
costumbre y eso va calando en las personas.
Algún día
tiene que ser el primero, por qué no va a ser hoy. Ningún día es malo para
empezar a dar algo diferente y genuino, algo más humano en cada uno de nuestros
actos. Cualquier situación es válida para dar tu verdad, para ofrecer
solidaridad, para dar amor, para actuar con respeto y educación, para decir la
verdad, para dejar de mentir o disfrazar cuanto digamos, para dejar de tener
miedo al que dirán o para pensar que el otro es nuestro juez o adversario.
Somos iguales, solo personas que nos acompañamos en este viaje, capaces de ser
creativos y podemos compartir todo lo bello que contenemos cada uno de
nosotros. ¡Hagámoslo!
Si tu estás
ahí es por algo, si yo estoy aquí también es por algo, descubrámoslo juntos,
colaboremos entre nosotros para llegar a comprender y para hacernos la vida más
fácil. Otra forma de relacionarnos es totalmente factible, intentémoslo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario