¿Se han dado
cuenta de que los jóvenes parecen no tener inquietudes con el futuro?, es como
si todo lo tuvieran resuelto y viven en una pasividad o falta de lucha por lo
que les puede corresponder y tienen la obligación de ir a su búsqueda. Es como
si nada les preocupara y como si se conformaran con comer, dormir, salir y
jugar con el móvil, la tablet o el ordenador. No se manifiestan sobre el
futuro, parece que no tuvieran visión de ello o como si no se trazaran unas líneas
que transitar.
Claro que
tiene que haber excepciones, pero cuando hablo con otros padres, me refieren preocupaciones
similares. Dicen que sus hijos también pierden el tiempo miserablemente, lo
tiran ante la pantalla de algunos de los aparatos antes mencionados. Pasan las
hora y pasan los días, lo que a los padres nos gustaría que hicieran lo
posponen hasta el final, solo se mueven cuando se les viene “el techo encima”,
solo cuando los plazos se agotan.
Lo que los
padres quieren que sea, los hijos no lo ven como su prioridad y eso unido a la
ley del mínimo esfuerzo, produce angustia por la toma de conciencia de la
perdida de tiempo. Un tiempo tan maravilloso e irrepetible que están tirando a
la basura…, y eso duele mucho.
Comparando
estos tiempos con los que nos tocó vivir a nosotros, nos llevan a pensar que
ahora los chavales maduran más tarde, siguen siendo niños más tiempo, juegan y
juegan, leen comics, ven series más infantiles e incluso dibujos animados, y
los ves tan crecidos que no entra en tu cabeza. Eso si, la ley del mínimo
esfuerzo la llevan totalmente a rajatabla, casi no hacen nada por si solos, hay
que decirles que hagan las cosas constantemente y esto tampoco es agradable
para los padres. Tenemos que estar todo el día “empujando” para que se hagan
cosas que son evidentes y a la vista de todos, pero ellos no sienten la
obligación de hacerlo si no se les pide. Aún así jamás saltarán como un
resorte, lo harán después que se les diga diez o doce veces que lo hagan.
No se a qué
tipo de sociedad vamos, pues la actitud que se observa como más generalizada no
se corresponde con el sentido de eficiencia, que sería deseada.
Afortunadamente, esto no se da en el cien por cien de los casos, o estaríamos
perdidos, no se cómo será el mundo de un futuro próximo en manos de esta
generación; al menos que cambien mucho. Seguramente, los padres les hemos dado
un medio demasiado confortable que ellos han sabido aprovechar a tope, o no lo
estamos sabiendo hacer lo suficientemente bien, pero algo falla o,
sencillamente, tiene que ser así y somos nosotros los que estaremos desfasados.
¡He aquí el dilema!
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