Nos hacemos
mayores y nos vamos cansando por resignación e impotencia de un sistema creado
sobre unas bases, que van en esa dirección. El sistema contempla ciertas
maniobras ajenas al sentir ciudadano, que facilitan se escurra el corrupto como
si de una lombriz se tratase. Los jueces comprueban la existencia de delitos
pero al mismo tiempo observa que nuestra legislación tiene un vacío legal, no
incluye castigo alguno o bien se acogen a la prescripción del delito; como si
por el paso del tiempo el delito fuera menos delito o bien, no existiera el
mismo.
Lo lamentable
es tener que vivir y convivir con este desastre de sistema al que han dado en
llamar Estado de Derecho, claro, para unos pocos, los demás los estamos
perdiendo conforme ellos salen por la puerta trasera de la justicia. Eso si, llevándose
los maletines de billetes de quinientos euros a la tierra de los relojes y las
navajas. Y que nos sigan “ingobernando” los mismos sinvergüenzas que alimentan
un sistema así, es que corroe las entrañas de cualquier ser con principios.
Queda muy bien expresarse con toda la prudencia democrática, pero es que hay
cosas que producen una rabia y casi un odio que podría dar lugar a salvajadas.
Por favor, a
quienes correspondan, comiencen desde lo más básico, regeneren caiga quien caiga
porque esto es lo que demandamos los ciudadanos de bien. Pásense por la máquina
de la reconversión de la honestidad y los valores, ya se que tal máquina no
existe pues invéntenla que buena falta les hace sobre todo a ustedes.
Construyan para los ciudadanos que es para lo que fueron elegidos, y dejen de
hacerlo solo para ustedes y para engrosar sus propias cuentas bancarias.
Pierdan de vista el horizonte de las grandes empresas, esas ya son poderosas
por si mismas, caminan solas, no les hace falta ayuda vuestra. Preocúpense de
los ciudadanos y de sus problemas que son muchos y relativos al asunto
económico la mayoría de las veces. Busquen soluciones, construyan y dejen de
destruir lo público, no sigan ideando para venderlo a sus amigos, no continúen
pensando en sus jubilaciones en concejos de administración de grandes empresas;
tengan siempre presente los problemas de los demás y aléjense un poco de su
propio narcisismo y egoísmo.
No os queremos
perdiendo el tiempo discutiendo e insultándose en el Parlamento porque eso no
arregla los problemas. De nada sirve que estéis compitiendo por los escaños en
las elecciones porque tampoco es eficaz para la tarea encomendada. Esos temas
que tanto os importa a ustedes, nada nos importa a los ciudadanos por eso,
necesitamos que se pongan a trabajar y cuando decimos trabajar, es trabajar. El
“y tú más”, dejar los escaños cuando hablan otros o jugar con la tablet
mientras alguien expone sus proposiciones es una falta de consideración hacia
los demás y por supuesto una falta de respeto y educación. No queremos
políticos así, comiencen a regenerarse ustedes que falta les hace por el bien
de España.
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