La inmundicia
en la que se ha convertido el ambiente
económico-financiero-político-empresarial del país, habla mucho de los malos
pensamientos que generan muchos de los habitantes de aquí y del exterior. Hay
un caos mental negro y nefasto, así como destructivo, inconsciente, degenerado
y desconsiderado, que lo tiene todo patas arriba. Es una visión pesimista,
porque pesimismo o ausencia de futuro y progreso, es lo que resulta de las
acciones negligentes y de los tratos que en el más absoluto oscurantismo están
acordando fuerzas de poder, que tratan de sacar hasta la última gota de jugo que
pudiera tener la sociedad, para su beneficio.
¿Quiénes
hablan de empleo, de estudios para industrializar o de pedir cuentas a aquellos
que vendieron nuestras industrias a cambio de pertenecer a la Unión Europea?,
¿Quiénes hablan de implantar una auditoria, con carácter retroactivo, para
indagar el empobrecimiento progresivo, los abusos, los delitos, los saqueos de
lo público desde que comenzó la transición?, ¿Quiénes hablan de eliminar a los
aforados o es que hay que protegerles porque se les presupone que en algún
momento delinquirán?, ¿Quiénes hablan de eliminar del código penal la
prescripción de los delitos o es que hay que preservar a los delincuentes, dejando
pasar un cierto tiempo?, ¿Quiénes hablan de hacer devolver todo lo robado a los
españoles, desde que España se considera democrática y encarcelar a los
culpables? y por último, ¿Quiénes hablan de convertir a las cárceles en factorías,
en fábricas, para que dejen de ser timbas para jugar a las cartas o retiros
donde leer o estudiar, sacar una carrera universitaria, hacer deporte o tomar
el sol en los patios y salir con el paro?
Hay mucho más
que nunca se toca, de lo que nunca se habla, de lo que parece no interesarle a
los que se reparten el poder, los privilegios y los dineros. Les gusta que
nadie venga a romper el sistema de los privilegios, de los pelotazos, de sus
negocios a la sombra, de sus dineros en negro; que no venga nadie a pedir
responsabilidades políticas. Todo aquel que se atreviere a pedir “la cabeza de
alguien” es un antisistema, igual que todo aquel que se atreva a pedir la
modificación de las reglas del juego. Nos dirigen inmovilistas, gente anclada
en antros mafiosos, acostumbrados a dirigir de forma totalitaria a todos
cuantos intervengan en su juego, así con los jueces, fiscales, empresarios,
banqueros y demás camarilla del crimen organizado. Así es como lo denominan los
pocos jueces valientes, que se atreven a calificar los actos delictivos y macabros
de aquellos a los que juzgan.
Esto es algo
así como una ratonera de gente fichada, que tiene que hacer frente, queramos o
no, a todo aquello que idean unos pocos que se supone deberían no idear por su
cuenta sino estudiar cómo hacer realidad todo aquello que los ciudadanos le
propongan realizar. Son ellos los que deben estar subordinados a los ciudadanos,
pues son nuestros gestores y no se como se han situado arriba: súper sueldos, privilegios,
clasistas, elitistas, famoseo y opresión del pueblo.