No se cómo
podría escribir en honor de toda la humanidad, por ser las personas que somos,
por habitar este planeta, por la lucha diaria de cada uno de nosotros y porque
quisiera homenajear a todos los seres vivos; ahí incluyo a todos los animales,
a todas las plantas, los árboles, también a las piedras, que tanto me llaman la
atención, etc.
Este es un
escrito de amor hacia todos, porque amor somos y con un abrazo deseo
alcanzarles a todos, cerrar los ojos y fundirme con todos, sentirles a todos y
ser uno con todos. Todos, se repite tanto “todos”, porque es el centro, no el
individuo sino el conjunto, que a su vez es uno. No tiene objeto dañar a nadie,
porque de algún modo nos dañamos a nosotros mismos, ya se que pueden estar
pensando en lo que hacen los descarriados, los ciegos, pero solo están
equivocados y hay que darles tiempo para que vuelvan a ver y comprender.
Debemos tener paciencia, ser prudentes y amar, no debemos esperar nada de nadie
sino estar más interesado en dar que en recibir; entonces todo nos irá mejor.
Ya se que hay
muchas personas confundidas e interesadas en conseguir algo de la relación,
bueno, pues si está en nuestras manos y es razonable darlo lo daremos y si no,
no lo damos y tan panchos. La vida no es lo que quiera este o aquel, nosotros
somos la vida aquí y ahora en lo profundo y consciente. No obstante, hay muchos
grados de adormecimiento, como yo digo hay demasiadas frecuencias pululando por
aquí, haciendo una semejanza con la radio. Esta existencia misma se da en
diferentes frecuencias que a veces se ven, contactan o conectan por circunstancias
concretas, acontecimientos de la vida de cualquiera que proporcionan vivencias
extraordinarias. Las llamo así, aún siendo naturales, porque no se viven a
diario.
Y volviendo al
abrazo a la humanidad, me imagino abriendo mis brazos y abarcando con ellos a
todo el globo terráqueo, alcanzando a abrazar a todos los seres vivos del
planeta. Es inmenso, es grande, hacerlo sin mirar nada más, sin tener en cuenta
particularidades ni lo que cada cual está haciendo en la vida, ni lo que pueden
estar haciendo a otras personas o demás seres vivos. Es un abrazo
incondicional, que dice a todos: “somos uno, somos lo mismo, te quiero”, a
partir de ahí no se entienden muchas cosas de las que ocurren en este espacio
de tiempo, es ahí donde tienen su justificación las frecuencias diversas, que
permiten a unos ver unos cosas y a otros ver otras; hacer unas cosas u otras,
tratar a la humanidad de una forma u otra o tener unos valores que otros
parecen no tener. Aún así somos lo mismo
en el fondo, solo hay que tener la oportunidad de verlo, hay que darse esa
oportunidad profundizando, buscando, preguntándose, esperando, siendo paciente
y escuchando.
El recipiente
de nuestra existencia es la dimensión espacio-tiempo, la compartimos queramos o
no, así que es más razonable que lo comprendamos, que sepamos quiénes somos y
que desde ahí, desde el amor, funcionemos por el bien de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario