Ayer pudimos
ver en televisión una manifestación en la Plaza de Colón de Madrid, donde se
congregaron, sin haber pedido permiso para manifestarse, unas cien personas
para protestar contra el comunismo y el partido político de PODEMOS. Eran
personas de todas las edades, pero me llamó la atención que muchas eran
personas mayores, las cuales más protestaban, más insultaban y más agredían a
los periodistas que les tomaban fotos; les daban empujones mientras proferían
gritos e insultos contra ellos y contra algunas cadenas televisivas, a algunos
periodistas lograron arrebatarles las cámaras de fotos e incluso se las
estamparon contra el suelo. Había mucha bandera roja y gualda acompañando a tan
altas tasas de agresividad, la policía intervino, al menos en la imágenes que
se vieron, sin ni tan siquiera uniformarse con sus correspondientes EPIs
antidisturbios, por supuesto no dieron ningún palo como hacen habitualmente
cuando se manifiestan los ciudadanos menos fachas. Yo diría que la pataleta de
Esperanza Aguirre hubiera llegado a la calle, yo entiendo que sus amigos
salieron a prolongar su no aceptación de los resultados electorales, y lo
hicieron del modo menos democrático posible, recibiendo por parte de los
cuerpos de seguridad un trato muy amable, considerando las agresiones y la
ilegalidad de la concentración para la cual no se había solicitado los permisos
oportunos.
Hay varias
caras y diferentes velocidades a la hora de hacer las cosas, pero en este caso
hemos podido observar que ni por portar la banderita nacional, ni por la
avanzada edad, han demostrado tener la educación y el respeto suficiente a las
ideas de los demás, o como sucede en este caso: el respeto a las urnas, que es
el respeto a la decisión de lo que han elegido los ciudadanos. Hay una parte de
la ciudadanía, los supuestamente patriotas, “los buenos”, que no lo son tanto,
son intolerantes y les gusta imponer sus ideas por la fuerza. Hasta ahora han
corrido ríos de tinta en contra de los que llegan, pero hasta el momento no se
les ha visto más que acatar las reglas del juego, algo que estos pocos
manifestantes se han saltado con el consentimiento de la Delegación del
Gobierno de Madrid. Me pregunto si estará Esperanza Aguirre detrás del
altercado lamentable. De ser así, el episodio habría que titularlo: La rebelión
de los amigos de la Aguirre contra la decisión del pueblo de Madrid.
Afortunadamente,
no siempre es como ha sucedido y hay cantidad de personas que teniendo
admiración por las enseñas nacionales no salen a hacer el energúmeno a la calle,
pero este grupo es de los radicales que no pueden digerir interiormente lo que
su arrogancia y prepotencia no les permite. Se les escaparon voces terroristas,
pues bien claro se oyó a algunos desearles que ¡ojalá! a tal o cual persona le
dieran un tiro y cosas de este desmesurado calibre, lo hacían delante de la
policía, no se si les pedirían el carnet de identidad, si les van a denunciar y
sancionar ya que volvieron a casa sin que se les pusieran enfrente los Hombres
de Harrison, y sin la manta de palos que suelen repartir cuando de otros
colectivos se trata. Pero si la jefa huye de la policía sin que nada le suceda,
ya se sabe, los cachorros hacen lo mismo, porque es lo que ven, por tanto es lo
que imitan.
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