Ayer pudimos
ver el rancio debate del “y tú más” entre Pedro Sánchez y Rajoy. Aderezado de
una sarta de mentiras y maquillajes que, difícilmente, dejaban que se
percibiera alguna verdad. Es cierto que fue Sánchez el que se dedicó a esto
desde el comienzo, tal vez, por falta de mayor argumentación. También fue este
el que más rápido se saltó las normas del debate, así como las normas de la
educación.
No contestaban
a los asuntos que el moderador pedía, descarrilaban cuantas veces querían, y retomaban
los temas por donde mejor les convenía, ¡hay que ver la de veces que tuvo que
decir el moderador que contestaran sobre el tema de Cataluña! A pesar de ello,
se escapaban por todos lados, Sánchez ya había puesto la directa con los
ataques de la corrupción, en busca del rédito electoral y le arrojó el lazo al
cuello de Mariano, y no soltaba. Rajoy tuvo que entrar al trapo porque Sánchez no
le dejaba otra salida y emergieron los EREs famosos de Andalucía, los más de doscientos
cargos del PSOE imputados y el consiguiente enfado de Rajoy porque Sánchez le
había llamado indecente.
Ninguno de los
candidatos a Presidente del Gobierno nos premió con algo nuevo, que no hubieran
referido ya tropecientas veces en sus intervenciones, tanto en el Congreso como
cuando han sido entrevistados, o que no hubiera sido dicho por los
correspondientes portavoces de sus partidos políticos. En grandes líneas,
Sánchez se basó en:
·
Incumplimiento de las promesas electorales del
PP
·
Rajoy debería haber dimitido
·
El PP lo ha hecho mal y va a dejar una situación
peor que la que ellos dejaron
·
Los casos de corrupción en el seno del PP
·
Las derogaciones que harían si llegaran a
gobernar
Rajoy, por su
lado, se basó en:
·
La herencia recibida
·
Evitaron el rescate
·
Ellos le han dado la vuelta a España, y ahora
crece más que ninguna otra economía europea
·
Antes se destruía empleo y con ellos se genera
empleo
·
Están bajando los impuestos
Flojo, fue un
debate flojo y cansino. Sánchez tratando de ser agresivo y llegando al insulto.
Rajoy más moderado, pero como es normal en el PP, “al filo de lo imposible”,
porque defender lo que tiene que defender el PP, es harto complicado. Son
demasiadas líneas rojas traspasadas, demasiado incumplimiento de su programa
electoral del 2011, demasiadas mentiras desde entonces y demasiados casos de
corrupción en su legislatura.
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