Nunca está
bien agredir a nadie y lo que pudimos ver ayer, ese puñetazo tan seco y
contundente al rostro de Mariano Rajoy, no es la mejor forma de protestar. Pero
aquel tipo lo que buscaba era su segundo de fama, como pudimos ver cuando iba
con las esposas a ser introducido en el coche policial, saludando y levantando
los pulgares de sus manos.
Aunque todos
los partidos lo han condenado, ya comenté en casa ayer: “va a faltarle tiempo a
algunos para buscar la forma de asociarlo a PODEMOS, y así, tratar de
enmarronarle con el acto aislado de este individuo”. Dicho y hecho, ya esta
mañana el locutor de lengua más bífida de la radio española, empezó culpando a
la izquierda radical gallega, hasta nombrar a PODEMOS, los concejales del
Ayuntamiento de Madrid, y dio el repaso que perseguía. Hay que ver qué mal cayó
que PODEMOS apareciera en el panorama político español y lo pusiera todo patas
arriba, exigiera transparencia y terminara con el bipartidismo. Algunos no se
lo perdonan, tiemblan ante los que son de ideas diferentes, sobretodo, si son
de izquierda, ¡uuuuh… que vienen los rojos! ¿Hasta cuándo vamos a estar
diferenciando por colores?
La radio está
en campaña, tan solo faltan tres días para ejercer el derecho al voto, y los
medios lanzan sus proclamas a favor de algunos y en contra de otros. Se puede
simpatizar más con unos que con otros, esto es legítimo, pero aprovechar
cualquier cosa que suceda para ensuciar a los que resultan más incómodos, no es
muy ético, menos hacerlo por sistema. La redistribución de la riqueza no está
bien vista por los ricos y, evidentemente, el personaje de las ondas que lleva
cuarenta años pegado al micrófono, convertido en privilegiado y bien pagado,
millonario desde hace años, será que teme por su dinero, no vaya a ser que
lleguen los comunistas y se lo quiten para repartirlo. ¡Esa es una idea muy
antigua, que a nadie se le pasa ya por la cabeza!
Algunas
políticas no hablan de eso, aunque algunos las confundan. Casi todos apuntan a
que disminuya la brecha salarial y de pobreza entre ricos y pobres. Algunos
proponen poner un techo a los salarios mayores, igual que existe un salario
mínimo, que haya un salario máximo. Que haya trabajo para todos, con
condiciones dignas, no tan precarios como los que nos dejan las reformas
laborales impuestas por la UE, Zapatero y Rajoy. Subsanar esto, es lo que no
ven bien algunos, y es lo que no quieren los de la clase élite, entre los que
se debe considerar estar incluido el periodista de locuaz verborrea viperina.
Los resultados
de las políticas de Rajoy, por ser el último, aunque las comenzó Zapatero, han
hecho mucho daño al tejido laboral. Miles de personas se han quedado en la
calle, y miles de empresa han tenido que cerrar. Los salarios se han
empobrecido y la gente gana menos que hace diez años, algunos se han quedado
sin pagas extraordinarias, sueldos y pensiones congeladas, o que perdían poder
adquisitivo comparado con el ritmo al que subían los productos y los servicios.
Todo ello ha indignado a la población, y hasta los más sensatos en algún
momento de los últimos años, hemos ido con la mente más allá del puñetazo que
se ha llevado Rajoy, porque lo que han hecho con la población ha sido un
crimen. Nosotros siempre hemos estado trabajando, para recoger paro y miseria,
otros han robado y han salido por la puerta trasera, impunes, con el
consentimiento de los gobernantes. Ellos mismos han robado, o al menos, han
dejado que lo hicieran los que estaban a su alrededor, y eso es tocar las
partes intimas a los ciudadanos. Por eso, pasear por la calle, después de
imponer ciertas cosas, puede resultar peligroso.
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