En todas las
comunidades tenemos las familias, que padecen eventualmente un contratiempo en
su trabajo o en su vida y, ocasionalmente, no pueden pagar durante un tiempo
las cuotas de comunidad. Sin embargo, tenemos a otros tipos insolidarios que no
pagan porque no les da la gana. Se les ve con un desenvolvimiento económico más
que aceptable, coches de alta gama, jardinero, asistenta de hogar y regentan
negocios, pero se niegan a contribuir en el gasto comunitario. Hay otros
individuos que tuvieron un tropiezo con la comunidad y, desde entonces, se
niegan a pagar y cumplir con sus obligaciones como vecino y propietario.
Mes a mes el
importe de la morosidad asciende, porque muchos caraduras de estos han
procurado tener escriturada la propiedad a nombre de empresas pantallas,
embargadas hasta los ojos, y aunque les denuncie, tan solo logras ponerte a la
cola de un montón de acreedores, a los que aquel individuo les debe dinero, y
sabes que nunca vas a poder cobrar. Esta es la situación de unos pocos
individuos inmorales en mi comunidad, que no debe ser la única entre los
millones de comunidades constituidas en el país.
En cierto modo,
estos propietarios son una lacra en el seno del conjunto de propietarios que
religiosamente, mes a mes, paga su aportación para hacer frente a los gastos
comunitarios. Con un agravante producido por el impago de esos sinvergüenzas,
que pudiendo no pagan, que las cuotas se elevan para cubrir gastos y suplir los
impagos de esa gentuza. Como dije al comienzo del escrito, excuso y no incluyo
en ninguno de estos apelativos a todos aquellos propietarios que viven una
situación adversa y justificada, que momentáneamente les impide abonar su
parte. A estos no les considero moroso, en absoluto. Estas personas suelen
tener otras formas y demuestran otro interés hacia el órgano gestor de la
comunidad, van pagando algo si pueden, tratan de llegar a un acuerdo de pago,
etc., pero los morosos profesionales se desentienden totalmente de sus
obligaciones, aunque estén haciendo uso de lo que mantenemos el resto de
propietarios.
Muchos de esos
morosos profesionales, aunque se paseen en coches de lujo, regenten empresas,
etc., verán que tienen niveles de esos que llamamos bajunos, están poco
preparados, muchos son fanfarrones, les gusta faldar, hablan en plan chulesco y
voz muy alta, han tenido problemas con la justicia en algunas ocasiones, y se
creen por encima de las normas de la convivencia y la educación.
No sé hasta
donde permite la ley que se les prive de ciertos servicios a los morosos
profesionales, les voy a seguir llamando de este modo. Habría que estudiar esto
a fondo, y acordar entre los propietarios con derecho al voto un plan de
actuación para discriminar a estos individuos, y lamentablemente a los miembros
de su familia, del uso y disfrute de ciertos servicios comunitarios, para que
ejercer presión y que se vean obligados a pagar. No veo otra forma por todo lo
que he dicho antes.
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