Solo con que
halla una persona que se interese en lo que escribo, y que dicha persona espere
encontrar algo de provecho en la lectura, aunque solo sea una persona, escribo
por ella. No es cuestión de cantidad, sino de calidad, no es cuestión de
intereses sino de amor, y aquel que se acerca buscando algo, la vida se lo da
de muy diversas formas. Solo tiene que estar atento/a para advertir que la
respuesta llega.
A veces no lo
vemos, pero la respuesta suele ser inmediata cuando la necesidad y la petición
son sinceras. Casi siempre que se recibe una respuesta de este tipo, observad
que la vivimos como si en ese mismo instante nuestro cuerpo cambiase, como si momentáneamente
nuestra mente aceptase aquello con naturalidad, es como si estuviésemos
absortos en aquello que sucede. Es un estado extraño, pero como muy natural, ya
sé que esto suena a contrariedad, pero es extraño porque casi nunca nos
sentimos así, y es natural porque lo vivimos convencidos y sin sobresaltos de
ningún tipo. Cuando ha pasado, sabemos que ha sucedido, recordamos cómo lo
hemos vivido y comprendemos que la magia de la vida ha actuado, ha estado más
presente que nunca, hemos estado despiertos por unos segundos.
No es fácil
hablar de momentos de realidad, porque casi ninguno lo vivimos habitualmente.
Estamos demasiado comprometidos con nuestros sueños y nuestras creencias, como
para estar despiertos. Mientras tanto el tiempo transcurre, vamos envejeciendo
y vamos repitiendo nuestro comportamiento programado en gran parte, copiado de
nuestros mayores por otro lado; y de los que están dormidos, solo se aprende a
estar, igualmente, dormido. ¡Es una pena!, porque estar despierto es
inmensamente enriquecedor en todos los sentidos, es ser uno con la fuente de la
vida, con todo lo que es, tener a la mano todo el conocimiento, ser la propia
magia de la vida, ser amor, ser gozo, vivir con plenitud y paz interior. Por
esto, con solo haber despertado y ser consciente de ello, aunque hubiera sido
solo por unos minutos, unas horas o unos días; se llega a comprender de la
pobreza en la que nos desenvolvemos a diario.
Casi todos
estamos más o menos dormidos y solo realizamos acciones de dormidos e imponemos
normas de dormidos, aprendemos dormidos y seguimos siendo zombis en las calles.
La gente dormida crea un mundo a su medida, que es este mundo de siniestros:
guerra, pobreza, asesinatos, violencia, desigualdades, soledad,
desconsideración, desamor y falta de respeto. Este mundo es caótico, en el
sentido de estar convulso y envuelto en problemas de incomprensión de los unos
hacia los otros, y esto hace que unos terminen con las vidas de otros, o que
unos se aprovechen de la desdicha de otros, que otros la potencien, que otros
corrompan y otros se corrompan.
En el sueño se
erran los objetivos, y actuamos como malvados sin corazón, porque el amor está
castrado, debería fluir del corazón de cada uno de nosotros, pero nos hemos
distanciado de la fuente, le hemos interpuestos una y mil tonterías, que
bloquea el natural fluir de la fuente de vida, que es energía, amor e
inteligencia. Si observamos a la humanidad actual está lejos de estar conectada
a la vida, aunque hable de ella y se manifieste contra el aborto, es la única
vez que habla de vida al mismo tiempo que vende armas, fabrica venenos de todo
tipo, asesina animales masivamente, los trata sin respeto alguno, desforesta
los necesarios e inmensos pulmones del Planeta o contamina hasta niveles
enfermizos y mortales. Antepone las fábricas, la producción y el dinero a la
vida y a la salud de las personas, seguimos, sencillamente, dormidos, no hemos
entendido nada, ¡es la maldición de estar dormidos!
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