Seguimos siendo pocos si no
estamos todos, al menos todos los que no estén impedidos. Salimos a la calle
como ayer y algunos cuando nos marchábamos empezaban a hacer cuentas, no dejan
la mente tranquila, hacen números, y comienzan a justificar el haber ido.
Presuponen el engaño de los medios y de las autoridades, hablan de medio millón
en tal o cual plaza, pero yo supongo que en total, entre las dos plazas y la
calle que las unía no estaríamos más que unos pocos de miles. Falta mucha gente
que sigue acomodada en sus casas, sentada en su salita, viendo la tele,
mientras esas miles de personas están luchando para tratar de decirle al
Gobierno que no pasamos por sus mentiras ni sus imposiciones. Muchas personas
de esas que no se solidarizan con los que protestamos con nuestra presencia en
las calles, sé que suelen pensar que de nada sirve manifestarse, pero tenemos
pocas herramientas, este sistema blindado de privilegios para los gobernantes y
políticos en general, nos deja poco margen de acción y no podemos desaprovechar
las oportunidades que se nos brindan.
Muchos millones de personas
cabreadas con un gobierno, significa muchos millones de votos que se van en
otra dirección, o sea, que sí hacen fuerza porque pueden llegar a arrinconar a
cualquier fuerza política, la podemos mandar al rincón de la clase, castigada.
Solo contamos con manifestarnos y ejercer el derecho al voto cuando llegue el
momento, mientras tanto los partidos pueden hablar por nosotros, pero los que
gobiernan tienen mecanismos para vetar cuanto se ponga sobre la mesa y a ellos
no les interese, que por lo general, es casi cualquier conveniencia para
nosotros, para la ciudadanía. Los que gobiernan están sustentados con los
dineros ocultos de grandes empresarios y banqueros, por tanto los intereses que
motivan a estos chocan con los que tengamos la población; ellos suelen mirar
por sus beneficios, por sus negocios y el crecimiento de estos.
Nosotros debemos llenar las
calles, aunque llegue a ser una incomodidad comparada con estar tranquilamente
en nuestras casas. A todos nos gusta vivir en paz, pero hay situaciones que
requieren acción, para pasividad a la hora de poner remedio a los problemas ya
tenemos a M. Rajoy. No seamos como él, peleemos por lo nuestro, por nuestros
derechos, para no perder los pocos que nos quedan y para recuperar los que, en
estos últimos años, nos han quitado. No hace falta afiliarse a nada ni ser de
ningún partido o asociación, se puede estar en la calle como ciudadano o
ciudadana, se puede ir por libre en solidaridad con los demás, para exigir al
gobierno que rectifique y que vea la amenaza real de la pérdida de votos que su
mala gestión le va a provocar. Tenemos que jugar con eso, aprovechando que
siempre están haciendo cuentas y que tanto les gustan las encuestas. Desde mi
modesto punto de vista, manifestarse es cumplir con una obligación frente al
autoritarismo de los que gobiernan sin pensar en los problemas de la
ciudadanía. Mi lema, por el momento, es: Contra la corrupción y la pérdida de
derechos… ¡MANIFESTACIÓN!
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