Una obligación ciudadana es
manifestarse en la calle y, por supuesto, por todos los medios a su alcance,
contra las injusticias y la pérdida de derechos. Esto parece que hay cantidad
de gente que no lo entiende o que vive en otra dimensión, siendo de lo poco que
nos han dejado, aunque últimamente, como sabemos, tratan de acotar tales
derechos: el de manifestación, reunión y libertad de expresión. Los gobernantes
son una clase exclusiva al margen de la ciudadanía, ellos solos se han
posicionado distantes a nosotros, legislan sin tenernos en cuenta, pasan del
bienestar de la gente, empobrecen a la población, nos roban, nos engañan, no
cumplen con sus obligaciones, manipulan la justicia y hacen frente común con
empresarios poderosos y banqueros para mantenernos en el caos laboral y
existencial.
De esa dejadez de funciones y de
ese filibusterismo mafioso y corrupto de todos los gobernantes y de todos los
integrantes de las organizaciones mundiales, resultan las lamentables
consecuencias que sufre la población mundial. Si el desastre climático es cierto
que es provocado por la acción del hombre, ¿dónde están los gobernantes y las
organizaciones mundiales?, ¿qué están haciendo para paliar ese mal que azota al
Planeta? Si el hambre va a matar hoy a miles o millones de personas en el
mundo, ¿por qué no han llevado esas organizaciones tractores, semillas y
animales de granja para que esas personas tengan alimentos y no mueran?, ¿qué
complot mundial existe para que pasen los años y este problema no se ataje de
una vez por todas? Si con las armas no dejan de matarse y se asesinan a
millones de personas en el mundo cada día, ¿por qué no se eliminan y se retiran
todas las que existen y se funden para hacer vigas o automóviles, por ejemplo?
Podemos alzar la voz contra los gobernantes mundiales y decir con claridad que
no sirven para el cargo que ocupan y el dinero que cobran. Podemos llamarles
inútiles, ineficaces y vividores, así son ustedes, gobernantes mundiales, dirigentes
de organizaciones que no organizan nada… más bien desorganizan, deterioran y
sois incapaces de solventar los problemas graves que acarrean la muerte a
millones de personas. Con las medicinas sucede otro tanto de lo mismo, los
laboratorios se niegan a facilitar medicinas a las personas que no tienen
dinero, que están sumidas en la más absoluta pobreza, allá en el mal llamado
tercer mundo puesto que es este mismo mundo. La industria farmacéutica es de las
corporaciones que mayores beneficios obtiene, pero no le importa incumplir su
compromiso con la salud de los que nada tienen o que sufren enfermedades que no
le son rentables investigar o para las que no tienen interés en suministrar
medicinas. Todo es puro negocio, se hace negocio con el hambre, con la guerra y
con las enfermedades, el aspecto humano en esta vida cruel ha quedado relegado
al rincón oscuro de la habitación. Al rincón donde nadie mira y por donde pocos
transitan. El amor por los seres humanos es ciencia ficción en un mundo tan
egoísta que algunos están fabricando, acrecentando y manteniendo en el tiempo.
Hemos llegado a esto cuando el comienzo del escrito era la obligación de
manifestarnos contra la injusticia, así que no era difícil plasmar la mierda
reinante en el Planeta, gracias a las directrices de los malos gobernantes y dirigentes
de los complots mafiosos. Ellos son los verdaderos responsables del cambio
climático, de las muertes con las armas, de las guerras, de las muertes de
millones de inocentes que estaban en el lugar inadecuado en un momento
inoportuno. Ellos son los responsables de que ciertos territorios del mundo
sean inhóspitos y carezcan de los mínimos recursos para poder subsistir. Esos
gobernantes mundiales y dirigentes de organizaciones que no cumplen con sus
obligaciones, que son casi todos, son los genocidas de una buena parte de la
humanidad.
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