Harto de que los malos
gobernantes lo carguen todo a la espalda de la ciudadanía, yo les hago a ellos,
a esos nefastos gobernantes, responsables de todo lo malo que sucede en nuestra
sociedad. De ellos, de sus leyes injustas e insuficientes, de su carencia de
proyecto de país, de su miope visión y de su falta de compromiso con las
personas, resulta una forma de país que vive como puede y no como debiera. Esos
malos gobernantes lo que sí tienen bien aprendido es que la mejor defensa es un
buen ataque, y se aprovechan para culparnos de todo, ya dijeron que vivíamos
por encima de nuestras posibilidades y provocamos la crisis económica, pero no
se les ocurrió hacer responsables a los usureros banqueros que quisieron ganar dinero
fácil con los paquetes de hipotecas que les colaron desde América y resultaron
ser pura basura incobrable. Siempre nos tienen en el punto de mira, por eso yo
les apunto a ellos directamente y sin error, porque ellos, los pésimos e
ineptos gobernantes, que tenemos y hemos tenido, son los causantes de la precaria
situación laboral, económica, de fraude y corrupción que viene azotando a
nuestro país.
Los traicioneros gobernantes, que
hemos tenido y tenemos, están más preocupados por cumplir con Europa que con
los españoles y españolas. No les importa ni ponen remedio para que la gente
mayor tenga pensiones dignas con las que poder comer y pagar sus facturas,
aunque vivan austeramente. No les importa que millones de personas pasen el
invierno envuelto en mantas porque no pueden poner la calefacción, pues sus
ingresos son incompatibles con la factura de la electricidad y poder comer. No
frenan los precios de los productos porque para eso hay libre mercado, pero sí
regulan y perjudican los salarios de todos nosotros mediante su mal nacida
reforma laboral. No hablan ni hacen nada para remediar la brecha salarial entre
hombres y mujeres que realizan igual trabajo, porque les da miedo meterse con
los empresarios, no vaya a ser que les retiren las donaciones que reciben en
dinero negro… estafando, por tanto, a Hacienda. Mantienen un mal rollo con
grandes empresas constructoras, de manera que todas las obras nos cuestan dos o
tres veces el valor de su proyecto… como si los ingenieros o arquitectos no
supieran calcular lo que cuestan las obras para las que han realizado los
proyectos. Es así como miran por el dinero público, pagando el doble o el
triple de lo que cuestan las cosas, adjudicándolos a amigos, que
posteriormente, les van a devolver parte del dinero pagado. Dinero que va a
parar a campañas electorales dopadas, o para repartir sobres de dinero negro
entre los de la cúpula del partido. El PP ha sido un maestro de todos estos
enjuagues ilegales, fuera de la ley. El PP es un maestro de la corrupción, el
engaño y la perversión en todos los sentidos. El PP está vendiendo los
servicios públicos, privatiza salvajemente, estafa a la población, traiciona al
país, y todo eso sucede “sin que nadie del PP sepa lo que está sucediendo”… así
es lo que declaran cuando son llamados al banquillo de los acusados. ¿Cómo es posible
que un partido así pueda seguir ejerciendo de partido político y no sea
condenado a reformarse? El PP se quejó, y mucho, de la herencia recibida, la
explotó hasta la saciedad, se justificó a tope, incumplió su programa electoral
y nunca entendí cómo la gente puede llegar a ser tan ignorante. Ahora ha
llegado el momento de actuar o este país va a petar por mucho que nos vendan
que el crecimiento económico es ejemplar, nosotros, la población, no lo
percibe. Es hora de parar el país hasta que los corruptos y traidores salgan de
las Instituciones y del Gobierno. Este Gobierno nos ha pasado por encima como
un rodillo de la dictadura a base de decretazos macabros y, es hora de que
reciban su misma medicina, que los millones de personas en las calles paremos
el país y les pasemos por lo alto, como ellos hacen habiéndose apoderado de los
mandos del país que nunca debimos descuidar. El poder solo le corresponde a la
ciudadanía, no queremos falsos representantes, para representarnos nos bastamos
nosotros y nosotras. No hacen falta elecciones, hay otras formas de trabajar
para colaborar con la gente. No hace falta ser de ningún partido ni montar el
circo de las elecciones y desprenderse de los miles de millones de euros que
cuestan las elecciones. No hace falta subvencionar sindicatos para mantenerlos
atados cortos. No hace falta subvencionar partidos políticos inservibles. Es
muy fácil, que la gente que tenga vocación de servicio arrime el hombro sin
cobrar para gestionar las decisiones de la ciudadanía, sin tener poder alguno…
el poder del pueblo, no de los políticos como sucede en estos momentos. Las
leyes, las que quiera la gente. El país, el que deseemos todos, no la minoría
política. La mayoría somos los cuarenta y ocho millones de ciudadanos y
ciudadanas… ¡Despertemos!
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