A veces no nos damos cuenta que
nuestro estilo de vida, el elegido por nosotros, configura nuestros cuerpos de
un modo concreto, que a la larga nos puede dar problemas a nosotros y a los que
nos rodean. Casi nunca somos conscientes ni pensamos en el mañana, nos sentimos
jóvenes y seguimos viviendo desenfrenadamente como nos apetece, esa es nuestra
libertad, pero puede llegar el día que necesitemos ayuda y el no habernos
cuidado lo suficiente sea un problema para que nos presten la atención que
necesitemos. Y no porque los otros no quieran ayudar, que sí quieren, pero que
físicamente no pueden, pues no es fácil manejar ciertos pesos de ciertas
personas que no colaboran porque eligieron la comodidad en lugar de contribuir
a conservar un estado físico en mejores condiciones. Ahora no tienen fuerza, no
hay músculos y no hay ganas de pelear, se sienten mayores y la salida más fácil
es rendirse, tirar la toalla y que se lo hagan todo.
Nos vamos haciendo mayores y
debemos comprender que el placer es una maravilla si no fuera porque nos
deteriora la salud en casi todos los casos. Aun siendo mayores hay que seguir
caminando a diario, o haciendo algún tipo de ejercicio moderado en piscinas,
asistiendo a clases de algún tipo de gimnasia o cultivando un huerto particular.
Algo hay que hacer para que los músculos estén tonificados, el peso controlado
y la agilidad asegurada. Evidentemente, no vamos a tener las mismas condiciones
que cuando teníamos quince años, pero no hay que abandonar el cuerpo sino colaborar
con él para que se mantenga lo mejor posible. Hay que abandonar el hábito tan
común de muchos mayores de pasarse todo el día sentados delante de la
televisión. Hay que salir cada día a la calle a entablar conversaciones con
amigos y vecinos, hay que tener la mente en activo, hay que caminar sin prisas
durante un buen rato cada día.
Por último, no podemos dejar de
hablar del otro componente que es necesario cuidar para mantenerse en buen
estado: la alimentación. Es imprescindible acentuar lo que todos sabemos: comer
sano y pocas cantidades. Hay que comer más verduras y frutas, algo de pescado,
muy poca carne, nada de grasas animales, hacer un uso generoso de un buen
aceite de oliva virgen, nada de alcohol, tal vez medio vasito al día de un buen
vino como cardiotónico y ser prudentes con los lácteos, si se puede,
suprimirlos. De vez en cuando dar un descanso a nuestro aparato digestivo,
dejando de comer aquel día, solo ingiriendo tisanas o zumos y, por favor, dejad
de comer y beber alimentos y bebidas procesadas que llevan cantidad de azucares
y componentes añadidos que son perjudiciales para nuestra salud.
No es tan complicado envejecer en
buenas condiciones si tenemos voluntad para controlar nuestros impulsos y,
todas esas porquerías que nos meten por los ojos mediante la publicidad
insensible. La última decisión es nuestra, si acertamos no solo estaremos beneficiándonos
nosotros sino que estaremos pensando un poco más en los que se tendrán que
hacer cargo de nosotros… ¡pensémoslo!... seremos menos egoístas.
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