Cuando estamos atendiendo
nuestras ocupaciones durante todo el día, apenas reparamos en esas personas
mayores que son víctimas de enfermedades traicioneras como el alzhéimer, o
cualquiera de sus variantes que se manifiestan con lagunas de memorias. Solo
cuando visitas a diario un centro para mayores puedes observar que hay cantidad
de personas afectadas por estos males, incluso, puede que te sorprendas porque
en ocasiones llegan tarde las irregularidades, me explico: hay personas con las
que mantienes una conversación de varios minutos, totalmente normal, y de
repente llegan las incoherencias y tú mismo te quedas sorprendido. ¿Por qué se
generarán todos estos males que afectan a la cabeza?, ¿serán los aditivos que
ponen en los alimentos, será el uso de los plásticos o el aluminio utilizado
para envolver o contener alimentos y bebidas?, ¿será la contaminación de los
carburantes o, es el efecto de las radiaciones de las señales telefónicas,
radiofónicas, televisivas, etc.? Igual razonamiento hago para justificar el
resto de enfermedades raras, o la que cada día es más frecuente: el cáncer.
Algunas de esas personas mayores
afectadas de problemas con la memoria, sufren, viven visiones, se aterrorizan,
se sienten en total soledad, gritan o lloran todo el tiempo… tiene que ser terrorífico
verse así. Las hay que llaman constantemente a su padre o a su madre, lo hacen
a grito pelado, se les oye por todos los pasillos del centro… ¡pobres
personas!, ¡cuánto sufrimiento! La gente confunde llegado a este punto, y suele
decir que la vida es una mierda, es un error en mi opinión, yo distingo entre
la vida en sí, la energía que nos mantiene vivos, y esta existencia: el
espacio-tiempo que este cuerpo físico transita en esta dimensión. Por lo que
vemos el vehículo se avería, en algunos casos, más de lo que desearíamos,
incluso de más gravedad de la que nos gustaría, pero este cuento de hadas tiene
esto por las circunstancias que sean, posiblemente, por alguna de las que antes
mencioné. Los dineros tienen mucha responsabilidad en el asunto, probablemente
lo haya desvirtuado todo. No nos ha importado adulterarlo todo, agredirnos a
nosotros mismos, hacernos daño a la larga con tal de disfrutar de ciertas tecnologías
o avances. Quizá nunca se llegó a estudiar las repercusiones en profundidad, porque
importaba más la patente, ser los primeros en comercializar tal o cual servicio
o producto. Tal vez, la competición era por poder poner alimentos en las estanterías
de los supermercados durante más tiempo sin que se estropearan, porque ello les
aseguraba unas mayores ventas, que ha sido el caballo de batalla de la
industria alimentaria.
No ha importado a la autoridades
quemarlo todo, para a última hora, tener que encender una luz de emergencia y
lanzar el mensaje de que nos íbamos a la mierda. Las autoridades han pasado la
mano, han permitido que cualquiera inundara el mercado de chismes con tal de
que dieran puestos de trabajo, se moviera la economía, les apoyaran en sus
campañas políticas y les aseguraran sillones en sus consejos de administración
cuando dejaran la política, pero ¿a qué precio para la población?
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