Asistimos a un estado de “sofronización”
generalizado, permítanme que encaje con calzador el término entrecomillado,
derivado del verbo sofronizar: producir un estado de sueño artificial por medio
de técnicas hipnóticas. Así se encuentra media población, adormecida,
programada, dirigida y atontada. La política de un lado, la religión por otro,
el fútbol por otro y, para rematar la faena: la telebasura. La política es
manipuladora, falsa, no defiende a la ciudadanía ni atiende a sus problemas y
cuando pretende maquillar algún problema lo que hace es poner un parche, hace
una chapuza. Hay que exigirles a todos los políticos que hagan políticas de
verdad o se marchen a sus casas, eso es lo más sensato y lo más honesto. La
religión es igual de manipuladora y falsa, es la fábrica del miedo dirigida por
personas que reprimen un componente esencial de desahogo fisiológico del
cuerpo, como es la sexualidad, para ocultamente desgraciar a lo largo de la
historia a miles y miles de niños y niñas. Hablan de un Dios Todopoderoso, es
así como nos lo enseñaron y como parece lo recogen las escrituras, pero que ha
quedado demostrado que no es tan poderoso cuando se caen aviones y mueren
cientos de personas, cuando se hunden ferrys y mueren cientos de personas,
cuando la maldad de unos pocos provoca el bombardeo durante años de poblaciones
donde mueren miles y millones de seres inocentes o, donde hay territorios
pobres en los que sus habitantes perecen a diario por falta de alimentos, ¿qué
hace mientras tanto el todopoderoso, está jugando una partida de mus? A pesar
de ello nos enseñaron que había que temerle, pues nos podía castigar. Después
tenemos el otro gran atontamiento de masas: el fútbol, utilizado por los
gobiernos desde hace décadas para desviar la atención del pueblo de lo que
sucedía en su contra. Era así como el “opio del pueblo”, como se le conocía
hace años, surtía su efecto y apaciguaba a la gente, al tiempo que le metían la
mano en los bolsillos y le robaban. Y para poner la guinda, no solo había que
atontar a los hombres con el fútbol y se inventaron el cotilleo masivo y
bajuno, sin clase alguna y menos respeto o educación: surgió la telebasura. La jauría
de perros y perras gritando y acusando a los demás, metiéndose en sus vidas sin
el más mínimo respeto, sin cuidar las formas ni los insultos… ¡es vomitivo!, y
tiene enganchadas a cantidad de personas mayores… ¡qué pena!
Este es el resumen de la España
de progreso, de la locomotora económica de la UE, de la que crece económicamente
más que nadie, pero que da los salarios más bajos y las pensiones más míseras… no estará la situación tan boyante
como nos la pintan los manipuladores de turno. Hasta aquí nos han llevado los
gobiernos que hemos tenido y tenemos… los pobres no dan para más, las
entendederas son cortitas y los intereses se alejan kilómetros de los
sentimientos y las necesidades de la población. ¡Canten himnos y saquen
banderas! Eso no soluciona nada, sentirse español, más español y muy español,
en términos de M. Rajoy, el de los sobres en negro, no arregla el desempleo, ni
el poder adquisitivo de toda la población española, ni baja el coste de la
electricidad, ni deja vivir a la gente. El patriotismo hay que demostrarlo con
actos hacia la ciudadanía y no robando lo que es de todos, estafando al fisco y
llevándose los dineros a paraísos fiscales. En España hay demasiados traidores
de la patria que llevan pulseritas o, asoman las banderitas en público a la voz
de su amo.
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