sábado, 1 de enero de 2022

JORNADA RUIDOSA

 

                                                            Imagen: eldiario.es

Tras la noche de tracas y fuegos artificiales, mal descansar y peor dormir, vuelve el día del nuevo año como el tren que da vueltas, una y otra vez, a la pista observada por el niño ensimismado con el cha-ca-cha del tren. No ha cambiado nada, ni siquiera el nivel de aquellos que se dedicaron media noche a molestar al resto de los vecinos, amparados en su argumento de que un día es un día, o que no todos los días son fin de año, o que es un derecho de los niños poder hacer explosionar en las narices de sus vecinos la caja de petardos que su papá le ha comprado. Es así como algunos educan en valores cívicos a sus pequeños, precisamente así, ignorando cuáles puedan ser las molestias que ocasionen a los demás. Con un modelo social que gire, una vez más, alrededor del egoísmo propio: “pasámelo yo bien y los míos, los demás que se aguanten”, ya está todo dicho, la pobreza del modelo es palpable, la evolución del individuo nula y los enfrentamientos previos por los medios tecnológicos actuales inevitable.

Afortunadamente la noche pasó, los que se divirtieron y los que sufrieron, ahora descansan, por lo menos en la calle reina el silencio, la indignación se lleva por dentro, ya solo es un mal recuerdo. Anoche debió haber demasiados animales domésticos: perros, gatos y pájaros, que no debieron saber cómo escapar de ese infierno de estruendos que se acumulaban, otras veces se alternaban, pero que en definitiva no dejaban de activar los sentidos de los actores, pero también de los receptores pasivos, ajenos, que nada tenían que ver con aquel despreciable espectáculo de ruidos por doquier. Es lamentable que el protagonismo de algunos, el deseo de hacerse oír como signo de expresión externa de una felicidad falsa, sea tan insensible con el descanso de niños pequeños, personas enfermas, mayores, o de todos los demás que no disfrutamos nada con esa simulación sonora de escenario bélico.

Por fin los corazones de muchos pudieron bajar de pulsaciones, los animales dejaron de esconderse en lugares imposibles, donde apenas cabían. Por fin dejaron de respirar apresuradamente y pudieron cerrar sus fauces. Por fin sus ojos se relajaron del intento de salirse de sus órbitas. Que las autoridades no actúen es incomprensible. No sé qué esperan para legislar en su contra, no hay derecho a que ciertos individuos, por lo general una minoría, tenga la libertad de crear tanta molestia a los demás. Es sencillo, no se trata de prohibir con rotundidad como es el deseo de muchos cuando se manifiestan, se trata de modular las acciones, intervenir para aplicar algo de sentido común en el asunto. Por ejemplo: Que se permita la fabricación de fuegos artificiales sin explosiones sonoras aunque sí lumínicas, que son hasta bonitas y artísticas. Pero el petardo hay que eliminarlo por dos razones: la peligrosidad y lo molesto que resultan. Son peligrosos para los que los encienden y para terceros, porque todos hemos visto como al pasar junto a un grupo de chavales, éstos han lanzado un petardo a los pies de alguien. No siempre el lanzamiento ha sido certero, resultando una prenda de vestir quemada o alguna zona del cuerpo. A veces introducen los petardos en envases a los que hacen estallar, dispersándose trozos del mismo en múltiples direcciones. Otras veces por molestar a un vecino, lo lanzan a través de una ventana al interior de la vivienda de esa familia, pudiendo prender fuego al sofá, a una ropa de camilla, etc. Los niños se dedican a estar día tras día, tarde tras tarde, dando vueltas por el barrio, repartiendo explosiones varias, de diferentes potencias, sorprendiendo y excitando a los vecinos y animales domésticos.

Algunos creen que esto es lo normal, que es lo que se debe hacer en estas fechas, y vuelvo a reproducir lo que argumentan: “Es Fin de Año”, “Es un día al año”, “Son niños”, hasta ahí si no se alteran, y muchas más barbaridades verbales cuando reciben críticas o acusaciones que no desean encajar. Se creen que el barrio es suyo, piensan que los demás se tienen que aguantar, ponen a sus niños por delante de todo y de todos, en un acto de bravuconería y mala educación, que es lo que van a transmitir a su prole.

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones