Se jactan de hablar de Estado de derecho, de democracia, de leyes y Constitución, pero la realidad es otra, que en cuanto no les interesa lo que decimos o cómo pensamos, nos mandan callar. Mejor callados que removiendo al personal, impiden que nos expresemos con libertad a pesar de lo que dice el Art. 20 de la Constitución española, ya hicieron la ley mordaza, y ahora el presidente Sánchez volvió de esos cinco días de reflexión para ver cómo le afinan el asunto de su esposa y de él mismo, con la canción de la lucha contra las campañas difamatorias de los medios, de los youtubers, etc., que no son en mi opinión campañas de fango como Sánchez les ha llamado, sino las verdades del barquero, que los oídos de Sánchez se niegan a oír y su cabeza a razonar.
A nadie le gusta que se sepa que no hemos actuado como debiéramos y como se esperaba de nuestro cargo, pero había una manera de haberlo evitado... no cometiendo ninguna indignidad, fechoría o tropelía, no queriendo enriquecerse rápidamente y a costa del erario público. Actuar con honestidad, dignidad, decencia, etc., cumpliendo del modo más eficaz y eficiente con las funciones propias del cargo y no sacando los pies del plato y metiendo las manos en donde no se debía. Hay un concierto mundial para hacer prevalecer unas cosas y otras no, por ejemplo quieren imprimir en nuestras mentes que EEUU es el bueno y Rusia la mala, o que Israel es el bueno y por eso todo se le permite, y Palestina la mala. Aquí se han incumplido acuerdos internacionales continuamente, y nunca se ha sancionado a los incumplidores, a los que abusan de los pueblos más débiles, a los que invaden a esos, a los que les roban sus recursos, a los que explotan a esos "desgraciados", dicho con todo el dolor de mi corazón, por eso lo entrecomillo. Muchas potencias están abusando de otros pueblos que se hallan sumidos en la pobreza, les están explotando, les están expoliando, y nadie levanta un brazo en su favor, pero si en las universidades americanas se manifiestan en contra de la masacre y el genocidio cometido por Israel sobre el pueblo palestino, llega el Estado "democrático" y envía a sus policías a que den palos, dispersen a la gente y hacerle callar. Los Estados no respetan a sus ciudadanos, a pesar de que éstos son los que soportan la carga fiscal que mantiene esos chiringuitos represores, con toda su gruesa Administración Pública que da cobijo laboral a cantidad de políticos, familiares y amigos de los mismos, que accedieron a un puesto de trabajo para toda la vida, muchas veces sin la experiencia y la formación necesaria para desempeñar adecuadamente las funciones del puesto, simplemente son enchufados por los políticos.
Los Estados del mundo se han organizado en clanes mafiosos donde la democracia se echa a un lado, bueno la poca que hay y practican, para imponer condiciones como que si hay una mayoría de estados de distintos países a favor de algo, pero llega por ejemplo EEUU y se niega, ahí ya no se puede hacer nada, porque dictatorialmente se otorga un voto que veta lo que digan los demás... ¡Qué mierda de democracia es esa! El mundo está para comenzar de nuevo, hacer leyes nuevas o modificar las que hay y, por supuesto, deshacerse de toda la gentuza política que corresponde a este periodo de represión disfrazada de falsa democracia. No hay lavadora que pueda limpiar las cabezas y el corazón de toda esa gentuza, aún no se ha inventado tal artefacto, y mira que hace falta en este mundo de mafiosos y corruptos. Independencia total de poderes y leyes sin fisuras para que se sancione contundentemente a los delincuentes de todos los estratos sociales, no como ahora, que solo parecen ser delincuentes los de clases más humildes, los demás son investigados, porque llamarles imputados era un poco fuerte y porque todos los partidos habían previsto con anterioridad que si alguno de sus miembros era imputado tendría que abandonar el partido, pues entonces ya no se les tilda de imputados, son investigados y ya no tienen la obligación de dejar el partido, lo menean todo a su gusto, delante de nosotros, con focos, y les da todo lo mismo. Esos sinvergüenzas ya no se enrojecen casi por nada.
Seguiremos...
