Cañamero, un
ejemplo en el Parlamento. Para empezar, presenta su renuncia a estar aforado,
aunque el sistema legislativo español no lo admita, pues está hecho para
preservar las espaldas de los políticos como hemos visto en casos cercanos o
actuales, como el de la señora Rita, ex alcaldesa de Valencia; no siendo la
única que se ha refugiado tras el Supremo para alargar su procesamiento.
De acuerdo que
este es un acto que se corresponde con un sentimiento de Cañamero, más que con
algo que pueda ser efectivo, al menos, como él dice, que los 350 diputados decidan
renunciar y cambiar la ley; lo cual sería coherente con el deseo que manifiestan
todos los políticos de regenerar la corrompida vida política de nuestro país.
Pero el paso hay que darlo, y alguno ha de ser el primero, pues ahí está,
Cañamero se adelanta como luchador que es y ha sido toda su vida, por no
distanciarse de la gente corriente, defendiendo que quiere ser juzgado en igual
condiciones que lo sería cualquier ciudadano español; porque defiende que ser
político no tiene que dar ningún tipo de privilegio frente a la ciudadanía.
El circo de periódico
digital de la cadena de <<Esradio>>, llama circo a este acto de la
renuncia de aforamiento protagonizado por Cañamero. Yo le llamo circo a ese
digital y esa emisora de circo, conducida por el provocador e irrespetuoso
individuo llamado: Federico Losantos. Este hombre si que tiene poco aguante,
menos paciencia, y de respeto anda tan escaso, que se pone en duda que tenga
educación. Si le escuchas, verás que le cuesta dirigirse a alguien sin añadirle
un calificativo peyorativo a su nombre. Es un déspota prepotente, que se cree
estar en posesión de la verdad, aunque patine continuamente por sus malas
formas y el desconocimiento del mínimo código deontológico.
Yo siempre
prefiero a Cañamero antes que esos periodistas estirados, que descalifican las
formas de hablar de algunas regiones, o que son tan poco democráticos como para
aceptar a las personas que piensan diferente. Insultar desde detrás de un
micrófono, en un recinto acondicionado y cómodo, es muy distinto que pelear en
la calle con la gente, para tratar de que puedan conseguir vivir de un modo más
digno, o no pierdan sus salarios o sus trabajos, también peleando contra los
poderosos que tratan de vivir a costa de los que menos tienen. Eso no es
populismo, eso es luchar por los derechos humanos, por el trabajo y por la
dignidad.
Estoy muy
contento de que Cañamero tenga voz y voto en el Parlamento, que se oiga una voz
fresca, cercana al pueblo, reivindicadora de lo que necesita la gente corriente.
Un hombre que hable sin revueltas, de forma directa, llamando al pan, pan y al
vino, vino. Como ha dicho: si ellos son los que tienen que hacer las leyes, lo que
deben hacer es ponerse de acuerdo en los asuntos que necesiten cambiar y
quieran cambiar. Los 350 Diputados ya salieron de las urnas, lo que tienen que
hacer es trabajar, dar pasos, acordar lo que quieran modificar, y hacerlo ya.
Cañamero es un
hombre de acción, su despacho es la calle, y el motivo de su lucha es hacer llegar
a la gente lo que necesitan, que los intereses de los políticos profesionales
les niegan.
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