Ayer en la
Sexta Noche invitaron a una experta en la Ley Electoral para dejarnos a todos
atónitos. Al ser preguntada si la ley necesitaba un cambio, como Rivera le
proponía a Rajoy en una de sus seis condiciones para apoyarle en la
investidura, o bien muchos partidos minoritarios y perjudicados habían
reclamado en muchas ocasiones, contestó que quizá necesitara un retoque en la
proporcionalidad, para callarle la boca a los reclamantes (esto lo añado yo);
pero que el sentido de la ley tendría que ir hacia conseguir grandes mayorías
para poder gobernar más fácilmente. Esto dicho así es terrible, es la burda
interpretación de lo que dice el pueblo, es la basta manipulación a favor de
los partidos grandes y de un solo propósito: Manejar en lugar de hacer
política. Los intereses de los partidos, siempre, por encima de los intereses y
necesidades de la gente. Una dictadura como ejemplo de gobierno, es más o
menos, lo que venía a plantear la tipa, algo parecido a lo que ahora tenemos, y
que nos han colado como falsa democracia.
¿Tan difícil
es aceptar la democracia tal cual, sin adulteraciones legislativas? El número
de votos para conseguir un diputado, ha de ser igual para todas las
formaciones, sean del color o la ideología que sean. Solo cuando se instauren
normas nuevas en esta dirección, estaremos viviendo una democracia real y no se
estarán manipulando los resultados de las urnas, que representan los deseos de
la ciudadanía. Hoy en día con la piara de delincuentes políticos que tenemos,
con una ley que ayuda a pervertir los resultados de lo que decimos los
españoles; tenemos una democracia secuestrada, más bien un totalitarismo al que
le han echado por encima el vestido de la democracia para que nos engañe. Pero
sucede que los españoles no somos tontos, aunque sus gobernantes crean que si
lo somos, que pensamos, que nos damos cuenta de lo sucio que es el juego, de lo
embarrado que está el terreno de juego y de la perversión y corrupción tan
terribles.
Claro que hace
falta una ley justa, vuelvo a repetir: un hombre un voto, e igual número de
votos para conseguir un diputado, sea cual sea la formación y el burdo invento
de las circunscripciones. Cualquier parte del territorio nacional debe ser
igual, tener las mismas obligaciones y los mismos derechos. No hay que
diferenciar a unas partes de otras, sean urbanas o rurales, tengan mayor o
menor concentración de población, etc. Que no saquen más conejos de debajo de
la chistera, que no necesitamos más magos, fíjense lo que resultó de Rato, “el
milagro económico”, necesitamos hombres y mujeres honrados y honestos, además
de justos defensores de una democracia real e interesados en resolver los problemas
de la gente, no en robarles. De todas estas carencias, la experta no dijo ni
una palabra, el centro de su ponencia era el equilibrio para gobernar y, este,
pasaba por la seudodictadura de la mayoría; le faltó decir: “A ser posible, que
sea mayoría absoluta”.
Cuando más nos
vamos informando, vamos entendiendo la porquería de kiosco, el tenderete de
mierda que tienen montado, con lo que llaman: “las reglas del juego”, será del
juego de intereses de unos pocos. Es normal que la población no reconozca a
estos políticos mentirosos y embaucadores como sus representantes. Tal como
recomienda la experta, yo añadiría que para qué vamos a pagar a 350 diputados,
sale la mayoría que propone la señora, y una vez establecidos los 176
diputados, como sacarán adelante cuantas propuestas le salgan de sus partes
nobles, ¿para qué vamos a gastar en salarios de invitados de piedra al
Parlamento? Pagamos solo 176 salarios y nos ahorramos el resto, ¿para qué nos
sirven los libres oyentes?
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