Hoy es
domingo, el sobresalto de una detonación me ha despertado. Lo primero que
pensé, lo prometo, fue en la gente de Siria y lugares como ese, donde sus
habitantes deben escuchar disparos y sus correspondientes detonaciones durante
todo el día. Las detonaciones te sobrecogen, te inquietan, al mismo tiempo que
mis perros comienzan a dar vueltas por la casa, tratando de encontrar a alguien
que esté despierto para arrimarse a él o a ella.
Enseguida he
comprendido que debe ser el primer domingo en el que se ha abierto la veda para
cazar. El primer domingo en el que la ley da permiso para destrozar animales,
porque antes de que mueran victimas de los disparos deben sufrir un destrozo
interior y exterior, que les conduzca a la muerte. ¡Qué cruel!, que haya una
ley que diga: ahora ya puede usted salir al monte o al campo y quitarle la vida
a todo bicho viviente.
Es muy
desagradable que te despierten las detonaciones de las armas de fuego, es un
ruido que irrumpe en el silencio del amanecer, cuando está naciendo el día como
renovación de la vida, la suma de un día más, pero no así para los pobres animales
que tengan la mala suerte de cruzarse con un aficionado al asesinato de
inocentes animales, que solo se disponían, como nosotros, a comenzar un nuevo
día en sus vidas.
El que dispara
no es consciente de que molestan sus disparos a las personas que vivimos cerca
de donde se producen sus acciones criminales. Porque matar es matar, ¿o es que
ha de valer menos la vida de un animal?, y si es así, por qué. Mucha gente dice
que los animales están para servirnos de alimentos, y otros, además, pensarán
que también están para divertimiento, para hacer puntería, para divertirse con
el tiro al blanco, pero sucede que no están disparando a una diana sino a un
ser vivo, están asesinando.
Como ven no
estoy nada de acuerdo con la ley de la permisividad con el maltrato animal,
porque esta sociedad y sus gobernantes están locos. Por un lado se impulsa una
ley para prevenir o eliminar el maltrato animal, y por otro se consiente que
sean asesinados, bien en mataderos, los particulares haciendo matanzas, o
escopeta en mano, destrozando cualquier animal que se cruce en su camino. Esta
sociedad, y por ende sus gobernantes son incoherentes y participes de la
crueldad a la que me vengo refiriendo. Desde la antigüedad se practicó la caza,
el hombre entendió que tenía que alimentarse de plantas, frutos y animales,
pero posteriormente la caza pasó de ser una necesidad a un “deporte”, que es
como muchos la catalogan. Lo cierto es que no hay necesidad alguna de matar a
ningún animal, podemos y debemos alimentarnos con verduras, hortalizas, frutas
y frutos secos, para preservar y respetar la vida de los organismos complejos.
Tenemos que
replantearnos muchas cosas en esta sociedad, lo primero cuestionarnos como
seres humanos e inteligentes, a la vista de lo que hacemos y de lo que
permitimos. También, contemplando las directrices marcadas, los intereses
desarrollados, la especulación, la manipulación, los engaños, etc.; más bien
nos hacen pensar que somos nosotros, las personas, los que nos hemos quedados
varados en la prehistoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario