Hace unos días
hablaba con un amigo, que defiende las posturas históricas de la derecha y me
nombró a Pio Moa, que casualmente yo había escuchado algunos sábados por la
mañana en la emisora Es-radio. Emisora que sintonizaba hace un tiempo, porque
el sábado por la mañana había un espacio: “Sin complejos” y hablaban de
política, aunque desde un lado con el que no coincido, pero siempre he oído que
es bueno escuchar a todas las partes. Volviendo al personaje de Pio Moa,
apreciaba que sus defensas eran derechistas, diría que franquistas, y mi amigo
al tiempo que lo puso de ejemplo de ciertos relatos históricos reveló que con
anterioridad Pio Moa había sido muy de izquierdas, hecho que me llamó la
atención.
He consultado
algunas referencias sobre su biografía en Internet y, efectivamente, el
personaje había sido de izquierdas, del PCE y había contribuido en ciertas
acciones terroristas del GRAPO. Incluso había sido condenado a un año de cárcel
por su intervención en un asalto a una sucursal bancaria en la que murió un
policía. Posteriormente fue expulsado del PCE y parece que se fue acercando al
conservadurismo, la derecha y el franquismo contra quien había luchado antes.
Continúo leyendo y me sorprende la extensa obra histórica escrita, al mismo
tiempo que resalta el artículo biográfico que hay muchos historiadores que no
están de acuerdo con el contenido histórico de sus libros. Esto me ha dado qué
pensar: si una persona cae en las manos de los libros de este señor se forma
una idea de los acontecimientos históricos de España. Si leemos a sus
contrarios, nos llevaremos un contenido no coincidente con aquél. El caso es
que el tiempo ya pasó y, nunca mejor dicho, cada cual cuenta la historia como
mejor le va o le parece; ¿cómo podemos llegar a saber la verdad de lo que
sucedió, si cualquier episodio está rodeado de tantos intereses?
Lo sucedido en
su día es solo lo que ese día ocurrió, sin embargo, los de una ideología dicen
que fue de un modo, o que los culpables eran unos, y los del otro bando habrán
dicho lo contrario, ¿qué nos queda de verdad? Quizás lo más sabio sea decir
como dijo Sócrates: “Solo sé que no sé nada”. Los más listos del lugar dicen
que lea a unos y a otros y llegue a mi propia conclusión; creo que será más
acertado a estas alturas de la película, observar a unos y otros, porque ni
todos los de la derecha han de ser tan malos, ni todos los de la izquierda han
de ser tan buenos y viceversa. En todos los círculos se congrega gente buena y
gente menos buena; en la historia ha de haber sucedido lo mismo: gente de
derecha que ha de haber hecho cosas bien para el pueblo y lo contrario; así
también con la gente de la izquierda.
Tal vez, sea
mejor pasar la hoja, olvidarse del pasado y construir el futuro a través de
buenas acciones presentes. No nos queda otra más que marchar juntos hacia una
sociedad mejor si somos inteligentes, o hacia el caos y la dispersión si somos
idiotas. Podemos empezar a destruirnos si es lo que deseamos, pero sería el
remate de la gilipollez, ¿no lo creen ustedes? Apliquemos la materia gris,
comencemos por comprender que somos seres humanos compartiendo espacio y
tiempo, que tenemos las mismas necesidades básicas y que tenemos capacidad para
construir un mundo maravilloso. Demos los pasos, unos tras otros, para
acercarnos a la felicidad y dejémonos de rivalidades, tonterías e intereses
personales.
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