Estoy leyendo
un libro que me está pareciendo tan esencial para mantener la salud, que he
querido compartir algunas de las cosas que voy aprendiendo con él. Su título
es: La milagrosa dieta del pH, y sus
autores son: Robert O. Young y Shelley Redford. Robert es licenciado en microbiología
celular y especialista en nutrición, que nos viene a decir que nuestra dieta ha
de ser principalmente alcalina, pues en un organismo ácido es donde los
microorganismos tienen facilidad para prosperar y multiplicarse, o sea, es su
medio ideal para invadir al cuerpo y hacerle enfermar. Sin embargo en un medio
alcalino, cuando el pH es 7,2 o superior los microorganismo no proliferan y el
cuerpo sana.
Para saber
cómo está nuestro pH podemos usar tiras de papel indicadoras del pH, mojamos en
unas gotas de nuestra orina y su cambio de color nos dirá el valor del pH. Esto
lo podemos ir haciendo con regularidad y podremos conocer el efecto de lo que
comemos en el estado alcalino o ácido de nuestro cuerpo. Dicen los autores que
se debe comer moderadamente incluso cuando se comen alimentos alcalinos, pues
digerir grandes cantidades hace que se produzca una mayor cantidad de ácido,
dando un resultado parecido a como si hubiéramos ingerido algún alimento ácido.
Otro consejo sencillo es dividir el plato en cuatro partes, y que tres de esas
partes sean de verduras, y si pueden ser crudas mejor.
El organismo
ácido o alterado no solo se debe a lo que comemos, aunque es uno de los
factores que más descuidamos pero no el único. Robert enumera algunos más que
son interesantes conocer: Una mala dieta, un entorno contaminado, pensamientos
negativos, angustia espiritual, hacer poco o demasiado ejercicio o tener
emociones destructivas. Asimismo, se hace evidente que para revertir la
situación, si es que nos hallamos envueltos en situaciones como las citadas, deberíamos:
hacer dieta saludable, alcalina, rica en electrones y de origen vegetal. Llevar
un estilo de vida con poco estrés y hacer ejercicio moderado.
Como ves hay
dos factores importantes para tener salud: lo que comemos y cómo vivimos; dos
aspectos a cuidar para conservar la salud. Debemos comenzar con llevar
alimentos a casa lo más sanos que nos sea posible, principalmente verduras y
frutas pobres en azúcar, frutos secos, ácidos grasos esenciales, sales que no
sean procesadas y beber un buen agua. Evitar todos los alimentos precocinados,
elaborados y refinados, que son verdaderas bombas para nuestros cuerpos, que
tendrán que hacer grandes esfuerzos tratando de neutralizar la cantidad de
grasas y sustancias añadidas a los propios alimentos; sustancias ajenas al
cuerpo que no las reconoce y las acumula en forma de grasas y ácido, convirtiéndose
en verdaderos oasis para los organismos patógenos que nos harán enfermar. Casi todas
las enfermedades tienen su origen en el estado interior nuestro, sobre todo, si
el mismo es un medio ácido. Por lo tanto, es bien sencillo: mantengámoslo
alcalino y tendremos salud, así como un peso corporal idóneo, según nos dicen
los autores de este magnifico y ameno libro.
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