Los focos están centrados en la
legislatura que viene, toda la información del país gira sobre el próximo
Gobierno, los miembros del mismo que se marchan y los que serán nombrados, las
reservas de Rajoy, la carta que ha recibido de Bruselas para saber cómo se
abordará la diferencia en el déficit, etc. Sin olvidar que lo primero será
hacer los nuevos presupuestos, cómo votarán los demás partidos políticos, o si
el PSOE además de apoyar su Investidura también lo hará en la legislatura de
los recortes y el mal estar que se acercan.
Europa está impaciente y no
pierde puntada, ya ha enviado una carta a Rajoy para que le haga saber cómo va
a compensar la diferencia del déficit incumplido. ¿Lo hará mediante recortes a
aplicar en sanidad y educación principalmente, o lo hará vía impuestos? El toro
está dispuesto a cornear y quiere saber donde está el bulto para arrancarse
contra él. Europa solo habla de cumplimiento del déficit, pero no hace las mismas
exigencias para aumentar el bienestar de las familias españolas. Están situados
en el juego macabro de la austeridad, y todo esto nos ocurre por las malas
decisiones de los Gobiernos anteriores. Me duele ya la boca y las yemas de los
dedos de teclear en mi ordenador, para protestar por la cantidad bestial de
millones de euros mal empleados y robados al erario público, cuyas
consecuencias son estas obligaciones con Europa.
¿No habrá pensado nadie que los
rescates y todos los dineros recibidos de la UE nos iban a salir gratis? Aquí
ha habido, y hay, señores que se han apropiado de algo más que su cargo público
para timar a la población española. Siguen estando gente en el poder que vienen
de arruinar o ayudar a quebrar firmas importantes del sector financiero, y como
premio se les ha dado una cartera en el Gobierno de España. Otros, como sabemos
todos, en lugar de exigir a los defraudadores castigos y penalizaciones por sus
delitos, también les premian mediante una amnistía con tal de que traigan los
dineros, pero contribuyendo al fisco de un modo totalmente favorable con
respecto al conjunto de ciudadanos y ciudadanas, que lo hacen en tiempo y
forma; o sea, legalmente. Hemos tenido Gobiernos que facilitan y premian a los
delincuentes, que dejan impune la corrupción Institucional, que ponen cuantas
trabas les dejan en las ruedas de la justicia, etc.
Así no se constituye un país
serio, productivo, moderno y de progreso, sino más bien se hace un lugar de
refugio de gente peligrosa. No somos paraíso fiscal, pero si que consentimos la
delincuencia financiera, haciendo pagar a los infractores tantos por ciento de
risa comparados con los que abonamos el resto de la población. Aquí no se
persigue el fraude fiscal, pues como dicen los economistas españoles, se comete
anualmente fraude por valor de entre sesenta y cinco mil millones de euros
hasta noventa mil millones de euros. Dineros que nos faltan en las arcas, y que
sirven para pagar servicios públicos, lo cual evitaría que se tuvieran que
aplicar recortes. Todo esto lo sabe el Gobierno pero hace bien poco por
evitarlo. Tiene miedo a que los dineros de los inversores vuelen, o que todos
aquellos que tienen dinero se vayan del país. La mayoría de esos defraudadores
se mueven en negocios un tanto oscuros, que rentan grandes beneficios,
perjudicando la vida de otros muchos y dando muy pocos empleos. ¿Para qué los
queremos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario