Ayer pudimos ver, dentro del
espacio televisivo: Salvados, un contenido que giraba sobre la eutanasia. En
otras ocasiones me he manifestado al respecto, pero voy a insistir una vez más,
vaya mi crítica contra el orden político que se ha adueñado injustamente del
derecho de decidir sobre nuestras vidas. Se han apropiado ilegalmente y antinaturalmente
de un derecho que solo nos pertenece a cada uno de nosotros.
Pudimos ver el reportaje
realizado por ese matrimonio, relativamente, joven, cuyo marido estaba afectado
por ELA (esclerosis lateral amiotrófica), en la que los músculos dejan de hacer
sus funciones porque se van atrofiando. Por tanto, llega el momento en que
estos enfermos no pueden hacer nada por sí mismos, ni respirar, comer, moverse,
etc. La persona entrevistada dio un testimonio digno de lástima y lleno de
dolor. Su esposa le acompañaba y mantuvo el tipo estoicamente y aparentemente
afectada por el terrible testimonio de su marido, casi incapaz de articular las
palabras, pero lucido de pensamiento, con las ideas muy claras; exigiendo
justicia para que enfermos sin solución, como es su caso, puedan decidir cuándo
y cómo quieren morir.
Una vez más es un asunto que no
es del interés de nuestros políticos, pues no son ellos los que están sufriendo
y padeciendo las incapacidades, los dolores, el deterioro y la desesperación.
Esos señores no pueden decidir sobre nuestras vidas, porque para empezar no les
pertenecemos. Ellos no son nadie para inmiscuirse a tan profundo e intimo nivel
de nuestra existencia. Además, egoístamente, ni tienen argumentos que lo
justifique. Fríamente, si una persona se quita la vida porque no desea seguir
con ella, se queda un puesto de trabajo libre, o si es jubilada, probablemente,
el Estado ahorre el importe de una pensión. El Estado, después de lo que todos
hemos visto, no puede ser el centro de nada y menos de nuestras vidas. No puede
venir ahora siendo nuestro ángel de la guarda, porque ha demostrado, suficientemente,
cuanto nos ignora en asuntos cruciales: económicos, laborales, sociales… y de
meter la mano en la caja ni hablemos… mejor dejarlo a un lado.
La eutanasia, el derecho a tener
una muerte digna, indolora y en el momento que cada uno desee, debe ser un
hecho ya. Cuando los enfermos no tienen solución médica no podemos estar a lo
que convenga o decida un Dios al que nadie ve; porque los aviones siguen
cayendo, las bombas siguen explotando, la gente sigue asesinando y millones de
personas o niños siguen padeciendo y muriendo, ¿ellos no tienen protección o es
que no se la merecían? Estamos en el momento actual, la vida es hoy, ahora y
cada cual es lo bastante mayor como para saber qué quiere hacer con su vida; no
va a venir el Estado o los políticos a decir lo que se tiene que hacer en este
tema tan personal.
Una vez más el Estado ejerce el
control sobre la voluntad de las personas. De nuevo, está presente para
hacernos saber que nos puede poner el pie en el cuello en cuanto decidan
acordarlo negro sobre blanco y lo firmen. Seguro que nadie los ha elegido para
convertirse en subordinado y oprimido de los supuestos representantes del
pueblo. Si tienen ocasión vean el video del testimonio al que he aludido,
porque es estremecedor y contiene la verdad de quién sabe cual es su final, al
que se está acercando con más rapidez de la que sería deseable, y habla sin
dobleces de ningún tipo. ¡La eutanasia debe ser un derecho humano reconocido por
todos los Estados!
No hay comentarios:
Publicar un comentario