Llegados a estos momentos en los
que hace falta unión contra la corrupción política, las diferentes fuerzas
hacen cuenta y piden para sí o no apoyan la moción de censura. Como es habitual,
pian para satisfacer sus estómagos, el conjunto de la población española es un puzle
de diecisiete piezas que es como se encuentra dividida; condiciones diferentes
en educación, sanidad, medioambiente, potestad legislativa, etc., así que todos
somos españoles pero no somos iguales ni siquiera en casa. Unas Comunidades son
más ricas que otras y por tanto pueden disponer de más dinero por ciudadano; yo
creo que deberíamos tender a adquirir un nivel económico y de servicios
públicos más equitativo.
¿No será que el invento de tener
diecisiete Comunidades con el pretexto de acercar los servicios y dar mejor
atención a la ciudadanía, se ha convertido en la empresa de trabajo temporal de
los partidos políticos? Y según decía en el párrafo anterior, todos y todas,
por ser españoles y españolas, debemos tener las mismas oportunidades. Hay
normas o leyes propias de algunos territorios que producen el veto, por
ejemplo, a opositar en español, en defensa de su lengua. Está bien que se
defienda la lengua hasta el punto de no dejarla en el olvido, pero nunca que
sea un obstáculo insalvable para acceder a un puesto de trabajo en la
Administración pública de ciertas Comunidades Autónomas. Si eres andaluz tienes
tu tarjeta sanitaria de Andalucía, pero es un problema si viajas y necesitas
atención sanitaria en otra Comunidad, dicha tarjeta no te sirve, tiene un
número que solo se conoce aquí, no es reconocido en el resto del territorio
nacional. Los constitucionalistas, adinerados, no se preocupan de estos
extremos… ellos solo van a compañías privadas de salud, la salud del pueblo no
les preocupa. Se preocupan por la ruptura del territorio nacional, les apena
que no siga siendo: Única, Grande y Libre. Falta sensibilidad y humanidad, al
tiempo que sobra fascismo y corrupción.
Con un Gobierno central, honesto,
honrado, e incansable trabajador por el bienestar general de la gente, que
destine cada euro a aquello para lo que se recauda y pelee en la misma medida
que sus integrantes lo hacen cuando contratan o compran algo para sí, en sus
vidas privadas, nos podríamos dar con un canto en los dientes… ¡no necesitamos
más! ¿Para qué alimentamos un regimiento de parásitos?, ya lo dije antes: solo
veo la ETT de los políticos, la empresa de trabajo temporal que los va
empleando en las diferentes empresas públicas, ramificaciones de los diferentes
Gobiernos de cada región. La Administración pública hay que adelgazarla, hay
que dejar grasa inservible que solo sabe lastrar las expectativas de futuro,
porque es incompatible despilfarrar y crecer o progresar. Los dineros que se
tendrían que invertir en los sectores claves y servicios públicos de calidad,
se dedican a nóminas, dietas y sobre sueldos, no alcanzando para aquello que
hace falta de verdad y es importante para la población. Así la Administración
es deficitaria, gasta más de lo que recauda y se endeuda, eso es gestionar mal,
es ir como los cangrejos, lentos y marcha atrás. ¿Habla algún político de
esto?, no, ¿verdad que ni lo nombran?, eso es desmontar el kiosco, es cerrar sucursales,
es despedir a compañeros y amigos que nunca han trabajado en nada, todo lo que
han hecho es militar desde jovencitos en las juventudes de los partidos
tradicionales. Me niego a que seamos nosotros y nosotras los que paguemos la
fiesta de todos esos desalmados, pero hay un punto de inflexión que no sé cómo
traspasar: para revertir el sistema perverso, macabro, desleal y mafioso,
existente, hay que cambiar las leyes, y las leyes las hacen los políticos… es
ahí donde encuentro el punto de no retorno, al que me refería. Pienso, no dejo
de hacerlo, tratando de encontrar la forma de que el poder retorne a la
ciudadanía y ellos solo sean, si quieren, meros gestores de nuestras decisiones,
no como ahora que nos tienen engañados, tratan de hacernos creer que son
nuestros representantes y que están haciendo lo que nosotros queremos… ¡es
totalmente falso! Hacen lo que les interesa a ellos y a sus partidos, en España
no hay un problema con la gente, hay un problema de credibilidad con los
políticos. La segunda manera de arrebatarles el poder es por la fuerza, con la
violencia, pero este es un camino peligroso que puede desembocar en
desgraciados incidentes que afecten a millares de inocentes… ¡es un camino erróneo!
Hay que insistir en las calles, hay que gritar un poco más fuerte y, sobretodo,
hay que salir masivamente para llenar las calles hasta que no quepa un alfiler.
Hay que pelear por lo que es de todos, hay que echar a todos los infames que se
han instalado en la política y han hecho de ella un medio de vida para
enriquecerse y vivir a cuerpo de rey.
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