Hace un par de días paseaba con
mi amigo Vicente y abordábamos el tema del desempleo y la necesidad prioritaria
que deberían adoptar los políticos para que todos los que estemos en edad de
trabajar y tengamos deseo de hacerlo, por las razones que fueren, podamos tener
un lugar donde intercambiar esfuerzos por dinero. Le dije lo que desde hace
años pienso, que nadie acaba con el desempleo porque al empresario no le
interesa, de esa forma hay más demanda que ofertas y el empresario se encuentra
con la posición favorable para imponer sus condiciones, por lo general
precarias para el trabajador. Mi amigo apostilló que al empresario tampoco le
beneficiaba la situación precaria existente, porque si la gente no gana dinero
no tiene dinero para gastar, y si se vende menos, hay que fabricar menos y los
negocios venden menos, lo que significa: menor beneficio económico. En cierto
modo, así es, de hecho muchos pequeños empresarios habían tenido que cerrar sus
empresas durante el periodo de crisis… quizá al gran empresario le haya venido
bien. Me hice la pregunta: Cómo es posible que durante la crisis haya aumentado
el número de empresarios ricos, al tiempo que la población en general se había
empobrecido.
Entonces le incité a que me dijera cómo se
podría acabar con esta situación estructural de nuestra sociedad, a lo que me
contestó que habría que dar condiciones favorables de contratación a los
empresarios, para que estos decidieran crear puestos de trabajo. Esto es lo que
siempre se oye, porque nadie se atreve a pensar en una Administración cuya
razón de existir es gestionar lo mejor posible los recursos para conseguir el
mayor grado de bienestar para la población, al menos es así como la concibo. No
obstante, como soy de los “raros”, hice hincapié en mi teoría: si dando las
mejores condiciones a los empresarios para que crecieran en el plano laboral y
se pudiera alcanzar el pleno empleo no se lograra, sería la Administración,
nuestra Administración, nada aislada o separada de nosotros, nada distante que
es como la siento en mi interior, está ahí por las razones que comenté
anteriormente y no como pista de aceleración para el enriquecimiento personal,
que es como la utilizan muchos, tendría que salir al paso y crear empresas para
dar los puestos de trabajos necesarios para acabar con el paro, porque lo
primero es que todos podamos aportar un sueldo en casa, de lo contrario… cómo
vivimos. Mi amigo me replicó diciendo que esto no podía ser, pues sería hacerle
la competencia a los empresarios y le puse el ejemplo de la sanidad pública y
la privada, un tema que él conoce bien por ser enfermero. Ambas conviven,
también es verdad que porque la privada chupa mucho de la pública que le deriva
una buena carga de trabajo.
Esto es como la pescadilla que se
muerde la cola, o sea, como un círculo vicioso, pero a pesar de ello, sigo
defendiendo que la razón de ser de todo el tinglado que mantenemos es la de
trabajar para conseguir el bienestar de la gente, y éste pasa por tener empleo,
sí o sí, e insisto: si los empresarios no los crean aun dándoles las mejores
condiciones para ello, la Administración tiene que hacerlo, se ponga el
empresario como se ponga, es su obligación, solucionar de algún modo este
problema prioritario. Los políticos conforman la Administración junto con el cuerpo
funcionarial, por lo general, los funcionarios a las órdenes finales de los
políticos y se tienen que dejar de pasar la bola los unos a los otros, para
cumplir con sus obligaciones y para que sea posible la felicidad de la gente y
vivir dignamente, el trabajo es el problema principal a solventar.
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