Lo del PP no se acaba nunca y lo
que le queda, hoy ha sido el día del zaplanazo, menos mal que no es la
corrupción del PP o, que el PP sea un partido corrupto, siguen tratando de
defenderse diciendo que es una causa común contra el PP; pero si es que el PP está
hundido y podrido hasta sus propias raíces… se han equivocado totalmente.
No va a más porque, el imperio
del poder con el que manipulan los políticos a los jueces y fiscales, frena los
procesos y alivia las condenas, asegurando un nivel más que aceptable de
impunidad y burla de la ciudadanía. Demoran tanto el trabajo de jueces, fiscales
y policía judicial, que la mitad de las veces no hay nada que reclamar ante
delitos escandalosos, porque prescriben, tomaron la casilla de salida y
evitaron la casilla de la cárcel, además nadie se los puede comer para contarse
veinte.
Es inadmisible, desde hace
algunos años, que una banda como la del PP, una banda mafiosa, corrupta y
ladrona, siga gobernando. Los delitos cometidos por esa banda son como para
haberlos exiliados a casi todos y, por supuesto, para que estuvieran todos
suspendidos en el ejercicio de funciones y cargos públicos. A pesar de todo,
los malos son los que abren la boca y denuncian a estos mangantes, los sacan
fuera del circuito, se terminan las carreras para los que se atreven a exigir
unas instituciones sin corrupción. Parece que ellos fueran los malos de la película,
mientras tanto, los delincuentes: Urdangarín, Bárcenas, Rato, Ignacio González,
Granados, Cifuentes, etc., etc., siguen dando vueltas por las calles debido a
los favores recibidos y a la importancia que le pretenden quitar a sus fechorías
delictivas.
Después del zaplanazo el PP tiene
lo que viene: Remates de Gürtel, que ya están intentando amañarla, Púnica, Lezo
y todas las que mi memoria no me permiten recordar ante el desánimo que siento
por el tema político. A su vez mi afán de lucha y mis ansias de regeneración de
esta clase tan desmadrada, sobre todo, por la necesidad de estar en manos de
gente honesta y que no se vuelvan a equivocar, lo que quiere decir: que siempre
tengan presente que están ahí para procurar el bienestar de la gente y para
conseguir un país cada día más moderno, más justo, con más futuro y mejor
reparto de la riqueza; es lo que mantiene vigilante a sus tropelías. Todo esto
puede sonar a populismo puro y duro, pero son las obligaciones que deben
cumplir los gobernantes. Nosotros no les pagamos para que nos fastidien la
vida, nos hagan perder, constantemente, poder adquisitivo, nos dejen sin
trabajo, sin viviendas, sin empresas públicas y se hagan millonarios junto a
sus amigos los empresarios y banqueros.
Cuando trato de analizar qué
hacer con este monstruo de cientos de cabezas, con lenguas viperinas, que han
creado los políticos, y comprendo que solo unas buenas leyes en su contra que impidan
los atajos de los privilegiados y enchufados, es la única manera de terminar
con esta perversión política, llego a una conclusión que no me gusta: son ellos
los mismos que tendrían que hacer las leyes en su contra… un imposible. Solo
queda el deseo de romper todo esto, reventar el sistema podrido, que la policía
nos permitiera a la ciudadanía que ocupáramos el parlamento para echarles, sin
violencia, para siempre. La lucha ha de ser en ese sentido, yo no le veo
salida, porque los que van llegando, van aprendiendo de los que hay y entran
bravos para ir amansándose con el paso del tiempo. Solo los incorruptibles,
seres de otro nivel, pueden hacer posible el cambio necesitado y esperado, y
que yo sepa aún no han llegado a la política.
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