Quieren paliar que los océanos no
se llenen de bolsas de plásticos y prohíben que se vendan bolsas en los centros
comerciales, vamos a terminar como los americanos, con las bolsas de papel que
se ven en las películas. Después se quejarán los que dirán que se cortan muchos
árboles para fabricar tantas bolsas de papel. La única forma de que las bolsas
de plástico no acaben flotando en los mares es que la gente sea civilizada y
educada, ya hemos centrado el problema, otra posible solución podría ser la
idea que se me acaba de ocurrir: cada vez que alguien pida una bolsa de
plástico en un establecimiento, que haya una impresora-expendedora de bolsas,
con un lector de carnet de identidad. Cuando alguien necesite bolsas, muestra
su DNI al lector, indica el número de bolsas que requiere y la máquina le cobra
el importe, le imprime el DNI de la persona a la bolsa y la sirve. Es
una manera de poder localizar y sancionar a todos los que dejen que sus bolsas
viajen libremente por los caminos, las calles o por los mares.
Esto me recuerda a la cantidad de
restos inservibles que se dejan abandonados en cualquier lugar inapropiado de
las ciudades y en las afueras de las mismas. Tendría que haber una ley que
obligara a la recogida de productos inservibles para poder vender uno nuevo, y
un control, conocido y llevado por establecimientos y fabricantes de quienes
han sido los compradores de sus equipos, máquinas, electrodomésticos, etc.,
atendiendo a sus números de serie. De esa forma, igualmente, se podría llegar a
conocer quienes han dejado los restos abandonados en lugares improcedentes. Se
pueden hacer muchas cosas, pero para ello se ha de legislar adecuadamente y,
previamente, se ha de querer dar una solución al problema. Mucho de lo que
acabo de exponer no tenía idea de ello, me ha sobrevenido al ir escribiendo. Cualquier
persona que tenga su cabeza todo el día en disposición para pensar sobre el
tema, porque ese sea su trabajo, imaginen cuántas probables soluciones se le
pueden ocurrir, si no es así, debemos pensar que no hay voluntad, que hay
dejadez de funciones o, bien, no están las personas más adecuadas en los
puestos en los que se les necesitan.
En este mundo capitalista, en el
que los dineros están por delante del confort, el bienestar de las personas
corrientes, incluso de su salud o de la salud del Planeta, se da vía libre a la
producción masiva y al consumo masivo, pero estamos viendo que hay aspectos que
se deberían haber estudiado mejor, regulando ciertas obligaciones para todas
las partes que sacan beneficios. Unos no pueden fabricar cuanto quieren,
cambiar de modelo con frecuencia para crear nuevas necesidades y un mayor
consumo, así como una mayor cifra de venta de sus productos, pero sin estar
obligados a hacerse cargo de sus chatarras, de sus restos de fabricación, de la
contaminación que se provoca en el proceso de producción y desecho de equipos
viejos. Por otro lado, a las personas hay que educarlas desde que son pequeñas,
tanto por los padres como por los profesores. Es muy frecuente ver a una
reunión de jóvenes que teniendo una papelera a dos metros, tiran las latas vacías
de refresco, los envases de los pastelillos, las colillas, etc., todo lo lanzan
al suelo. Dejan las botellas sobre los bancos, por las aceras, las dejan
manchadas de licores y estampadas de vasos de plásticos y olores nauseabundos,
todos aquellos rincones o plazas en donde celebran sus famosas botellonas.
Muchos adultos hacen algunas de esas cosas también, no solo voy a culpar a los
jóvenes, pero que es más típico de ellos, por eso les nombré en primer lugar.
Cuidar la convivencia, el medio y facilitar la vida a los demás, todavía en
2018, es una asignatura que muchos tienen suspendida.
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