¿Por qué…?, me pregunto: por qué
una Sra. Como Cristina Cifuentes, autora de robos en supermercados, que se ha
prestado al juego de falsear documentación para probar que había cursado un
master que nunca hizo ni aprobó, defendió o sobre el cual no existe trabajo
final, tiene que seguir cobrando de los españoles aunque sea volviendo a su
antiguo empleo en la Universidad Complutense. Cualquiera se hace una pregunta
similar porque nadie entiende que a los ladrones y farsantes haya que acogerles
en la Administración pública, teniendo un pasado deshonesto o deshonroso. Después,
los políticos no quieren que hablemos mal de ellos o los metamos a todos en el
mismo saco, pero qué ha sucedido para que ningún gobierno haya legislado adecuadamente
para evitar que los delincuentes acaben en sus antiguas plazas de funcionarios
tras haber cometido delitos en el desempeño de sus cargos políticos. En la cola
del desempleo es donde deben aterrizar estos señores y señoras que se han
tomado la vida política como una triquiñuela y una chusma por la que se le toma
el pelo a la ciudadanía.
Vuelvo a decir que somos los
ciudadanos y ciudadanas corrientes, si se quiere decir así, los que fijemos los
términos del juego, para eso somos los que pagamos. Ellos y ellas son nuestros
empleados y empleadas, por lo que debieran ceñirse a nuestras reglas. Nosotros
y nosotras somos los que debemos fijar sus salarios, y como dicen sus amigos
los empresarios, si no les interesa la gestión pública, tenemos miles… millones
de personas que la harían, seguramente, enormemente mejor que los politicuchos
actuales, cobrando menos y sin “casarse” con nadie... ¡ahí está la puta calle!
Muy probablemente, habría por primera vez en España independencia de poderes,
pero para eso hace falta poner España patas arriba, elevarla del suelo y que
caiga toda la escoria inservible al piso.
Ahora dice un periódico que Pablo
Casado, también miembro de la banda del PP, no ha justificado adecuadamente
cómo realizó ciertos estudios, entre ellos: un master como el de Cristina
Cifuentes… ¡joder, dos por uno!, ciertos másteres, firmados por Universidades
Norteamericanas, que solo fueron de cuatro días de duración y se cursaron en
una ciudad española; no obstante, el premio gordo es la noticia que ofreció
esta mañana la Cadena Ser, que me cogió con los oídos destaponados: “Pablo
Casado tardó en cursar la mitad de la carrera de Derecho, siete años. La otra
mitad, debido a que había salido elegido diputado, varios profesores de la
Universidad sufrieron presiones por parte del PP y las treinta y siete
asignaturas que le quedaban de la otra mitad de la carrera – ahora es cuando
pueden comenzar a reír – las aprueba en un solo curso”. Cualquiera que haya
hecho estudios universitarios sabe que es, simplemente, imposible aprobar
treinta y siete asignaturas en un solo curso, ni Superman alejado diez mil kilómetros
de la kryptonita, con plenos poderes, es capaz de superar la prueba. Lo del PP
es un cáncer que debía padecer nuestra sociedad y, sus efectos, la corrupción,
se propaga a la velocidad de la luz. No queremos delincuentes, o potenciales
delincuentes, o cómplices de estos, a los mandos de ningún departamento que
pueda tomar decisiones que afecte a la ciudadanía. Necesitamos gente que no se
venda con la alegría perversa con la que lo hace actualmente. Cataluña, el
encarcelamiento de los políticos que osan mover los cimientos franquistas y rígidos,
el encarcelamiento de titiriteros, artistas en general, raperos, manipulación
judicial, impunidad por doquier, sobres en negro, engaño total, reparto de
miedo y palos… todo para desviar la atención del pueblo, menos hacer lo que se
debe hacer: cribar la Administración pública, adelgazarla, expulsar de la
Administración pública a los maleantes probados… solo hay un lugar para todos
estos, la cárcel o la cola del paro, pero seguir comiendo de nosotros, ¡NO!
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