Ante los repetidos casos de
abusos sexuales, violaciones y asesinatos de mujeres, quiero volver sobre el
tema, más aún, cuando los políticos no dejan de pedir presupuesto de parte del
Gobierno para tratar de solucionar el problema de la violencia machista. No
entiendo bien qué pretenden hacer los políticos para solucionar este complicado
caso de comportamiento que suele cometerse en la más absoluta intimidad. Me
atrevo a decir que es un problema de educación, de respeto y, si quieres, de
conciencia del otro. Trataré de explicarme, evidentemente desde mi punto de
vista, como generalización lo metemos como problema de educación, y lo es, pero
a esa falta de educación en muchas personas, le acompaña un nulo desarrollo
interior, puesto que esta sociedad occidental nuestra presta poco interés o
atención a tal desarrollo. Con los años y las cosas que han sucedido en mi
vida, he aprendido que la práctica de algún camino hacia el ser que somos, llámale
camino espiritual si quieres, desemboca en la potenciación de los valores
humanos, en una expansión de la conciencia; teniendo cabida los demás y
sintiendo amor por ellos.
En mi opinión, como no es posible
asignar un policía para la vigilancia de cada varón de la sociedad y, por otro
lado, no es su cometido, hay que educar a las personas, lo cual no consiste
solo en adquirir conocimientos en la escuela, que también, si no en dedicar un
tiempo a crecer interiormente para que emerjan los valores a los que me he
referido. Cuando los valores están presentes en tu vida, muestras un respeto
diferente por los demás, les amas, les consideras y no caben esos
comportamientos destructivos, ni siquiera en forma de pensamientos. La sociedad
tiene una asignatura pendiente, la espiritualidad bien entendida… ¡ojo!, que no
hablo de religión, de castigo divino ni de ningún dios. En Oriente se han
seguido diversos caminos para aproximarse al ser que uno es: danzas, meditación,
yoga, tai-chi, ayuno, artes marciales, etc., hay muchas vías para actualizar el
potencial del ser humano, despertar las capacidades olvidadas. Cuando estos
caminos se incluyan en el plan de formación, sea una asignatura más en
colegios, institutos y universidades, al final creceremos no solo en
conocimientos (datos), sino en conciencia, alcanzando una mayor felicidad,
mayor libertad, la vida tendrá sentido y los demás serán como nosotros mismos,
les respetaremos, querremos lo mejor para ellos, les amaremos… así es dificilísimo
atentar contra ellos… el concepto actual de sociedad tan materialista cambia;
esto es lo que no quieren los que mueven los hilos, no desean ciudadanos que se
sientan felices, plenos ni libres, porque no se manejan como lo hacen ahora.
Que expliquen los políticos todo
lo quieren arreglar con más dinero, cómo van a solucionar el problema de la
violencia de género. Ni más casas de acogidas, ni una ley más contundente, ni
las pulseritas, ni las órdenes de alejamiento, solucionan el problema. El
problema se soluciona cuando el otro entiende que no tiene derecho alguno a
quitarle la vida a otro, porque esa energía de vida es igual que la suya, que
todos somos la misma energía de vida. Se solucionará cuando se comprenda que el
otro es un ser como yo, con derecho a hacer de su vida lo que mejor le apetezca
y que no me pertenece. Se solucionará cuando entendamos que estamos en
constante evolución y que lo que hoy me parece adecuado, mañana no lo es, y
tenemos derecho a tomar otra decisión al respecto. Se solucionará cuando nos
consideremos seres libres a los que hay que dejar volar para encontrarse a sí
mismos. Se solucionará cuando esta sociedad materialista y egoísta comprenda
que las personas son mucho más que la parte física que vemos.
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