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Más que nunca los partidos
políticos españoles rivalizan, quieren tener visibilidad y peso en la vida
política española. Evidentemente, al PP hay que echarle a la calle por corrupto
y por las malas artes empleadas a la hora de imponer medidas a la ciudadanía.
Al mismo tiempo, el PP se agarra al clavo ardiendo para que no se le pueda
desalojar del Congreso o, descabalgar del Gobierno ni de ese juego de estar
aforado para que no se le pueda condenar penalmente, ¿cómo iban a justificar
todos sus integrantes que solo se les haya condenado a título lucrativo?, pero
como meros idiotas… la pasta les entraba por las puertas de Génova, 13, y ellos
no se percataban de nada. Correa dijo que pasaba más horas en la sede del PP de
Madrid, que en su propia casa, o que personalmente ha llevado maletines o cajas
de puros con muchos billetes de quinientos euros, pero en el PP nadie se
enteraba de nada. Se llevaban los maletines, los sobres o las cajas de puros
petadas de pasta, pero nadie se cuestionaba de dónde salía ese dinero, sino
todo lo contrario… ¡qué bien… a la cartera!
Cuando el PP ha llegado a entender
que la moción de censura planteada por el PSOE comenzaba a tomar cuerpo, a
pesar de la contra de C’s, se ha puesto nervioso y han retornado a la antigua estrategia
del argumento apocalíptico: sin nosotros
España se hunde, la economía se va al garete, o nosotros o el caos, dejar en
manos de otros el Gobierno es romper España, etc. El PP padece egocentrismo
en grado superlativo, cómo puede llegar a creer que los españoles y españolas
somos tan idiotas o descerebrados como lo son los que integran el gobierno del
PP. Nos toman por tontos y cortos de visión, intentan comprar voluntades como
hicieron en otros tiempos y durante muchos años, les atemorizan y muestran
zanahorias, las dos acciones al mismo tiempo; tienen el salvavidas del PNV,
pero los españoles y españolas sensatos esperamos que el sentido común reine
por una vez en los últimos tiempos, en las cabezas de los dirigentes del PNV. Rufián
lo ha dicho bien claro, no es cuestión de sentirse a gusto con los que se une
para votar, pero ante la corrupción del PP, votar a favor de la moción de
censura, no es cuestión de acción sino de obligación.
Mañana será un día en el que
echar al gobierno de M. Rajoy, si se produce, nos provocara un orgasmo de
alegría y satisfacción. La maldad y la perversión no se pueden aferrar en
cargos de poder de un país que se merece seguir respirando un aire más fresco y
de mejor calidad. La mafia debe estar lejos de cualquier puesto con potestad
para decidir cómo debemos vivir todos los demás. Ya nos han robado demasiado y
sus leyes amañadas no permiten exigir que nos sea devuelto hasta el último euro
sustraído, tampoco persigue el fraude de poderosos ni acorta los tentáculos de
ciertos invitados a decidir cuáles han de ser nuestros derechos, nuestros
salarios, la edad de jubilación, si debemos ganar menos y trabajar más, o si
vamos o no a perder nuestras pensiones. Hay que poner fin a la pesadilla en la
que los del PP han convertido la vida de muchas familias de este país. La prima
de riesgo está subiendo por la inestabilidad política en Italia, como han dicho
muchos profesionales, analistas y economistas en los medios de comunicación,
pero el PP lo echa todo en el mismo saco, culpando a la moción y aprovechando
para atemorizar a la población española, algo que le sale como muy natural… ¡es
el coco! Adiós PP, adiós, no hay nada que me gustara más que ocurriera mañana.
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