Han descubierto que tenemos una
cierta capacidad de adaptación y la están explotando al máximo. Las personas no
importamos, importan otras cosas como: el dinero, el poder, la fama, los
negocios como medio para enriquecerse, etc. Las personas resultamos para el
sistema como cubos de basura o volquetes en los que se puede verter de todo.
Han decidido hacer con nosotros y nosotras lo que mejor les venga en ganas y
más acorde esté con su intención, ganar dinero, cuanto más dinero mejor. La
vida les va a muchos en la obtención del mismo, todo gira a su alrededor,
incluso hasta el punto de enfermar por ello, perder los nervios, estresarse o
morir… los hay que llegan a ese maldito lugar.
A muchas personas les falta tomar
conciencia del error de lo que hay montado en torno a una competición en todos
los asuntos de la vida. Se pasan la vida hablando de competitividad, de ser
competitivos, de tener más cuota de mercado que los demás, de vender más, de
captar un número mayor de clientes… si les valiera estarían ellos solos en el
terreno de juego, ¿por qué es cuestión de estar midiéndose constantemente? Ayer
le decía a mi hijo, al respecto de la celebración de Eurovisión, ¿por qué ha de
ser una competición?, ¿por qué se han de repartir puntos?, ¿por qué unos han de
ganar y otros han de perder?, ¿por qué no puede celebrarse un espectáculo conjunto
de todos los países de la UE, para difundir los diferentes estilos y canciones
de Europa?
Se consigue mucho más
colaborando, trabajando juntos, poniendo en común todo el conocimiento de cada
uno de los integrantes, ¿por qué esto no convence? De nuevo tendríamos que
exclamar: “¡maldito dinero!”, y podríamos añadir: “¡maldito egoísmo!”. Creo que
no lo estamos entendiendo, que no hemos captado el sentido de la vida, que no
funcionamos como una manada, la humana, la humanidad en trabajo constante por
su supervivencia y por vivir cada día mejor, y en ese “vivir mejor” han de
tener cabida, todos y todas. El sistema instalado no se ajusta a lo que vengo
diciendo y relega a las personas a la tercera posición, por lo menos. Otra cosa
tonta, que he referido en ocasiones, me voy a detener en la publicidad que
ofrecen por radio y televisión; de nuevo, las personas no están primero, lo
primero es la publicidad que tiene el privilegio de ser considerada el medio de
subsistencia de los medios. Está bien, que lo sea, pero no por encima de la
gente, de los radioyentes y televidentes. Siempre la publicidad tiene el
privilegio de romper los programas que emiten, algo que jamás he comprendido,
salvo por esa imposición de estar por encima de las personas. Observen,
fragmentan los programas porque las direcciones de los medios se arrastran como
babosas bajo los pies insensibles de los que desean vender más, ganar más,
obtener mayores beneficios… no hay más. Si todos los medios acordaran que la
gente es lo primero, no se cortarían las emisiones para bombardearnos con
anuncios, los emitirían delante o detrás de cada espacio. Quiero decir,
tendrían el mismo tiempo de publicidad pero sin fastidiar a los seguidores de
la radio o la televisión. Yo no veo dónde está el problema, si alguna empresa
quisiera anunciarse en radio o televisión sabría que su anuncio se escucharía o
se visionaría entre programas, y como todos los medios solo admitirían
publicidad en ese lugar de sus parrillas, se tendrían que aguantar, pero no,
prefieren que sean nuestras cabezas el cubo de la basura al que me refería
antes… ¡qué se lo chupen estas gentes!; es un ejemplo más de que a las personas
no se nos pone por delante en este juego de ganar dinero, poder, fama o, como
dicen la mayoría de compañías: ser líderes. ¿Líderes de qué?
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